dom. Jun 29th, 2025

Clara Villarreal
Cada experiencia de la vida nos da una oportunidad para crecer. La belleza de la vida es el tiempo, que nos da amplio espacio para explorar, descubrir, equivocarnos y corregir el camino. Siempre me ha gustado andar a mi ritmo, aprovechar cada minuto al máximo; hago muchas cosas y pareciera que vivo con prisa, pero en realidad vivo plenamente cada experiencia. Así, hoy, quiero agradecer una situación muy dura que atravesé hace algunos meses. La agradezco porque descubrí mi capacidad de dar, de sentir y de confiar. Agradezco el aprendizaje, porque, aunque hace algunos años la inocencia quedó atrás, al día de hoy sigo descubriendo facetas de mi personalidad. Y sí, la ingenuidad es raro que prevalezca en la mediana edad, pero sigo confiando en las personas y su bondad como una niña que se deja impresionar por la belleza de la vida. Agradezco no el dolor, pero sí el crecimiento qué surgió después de éste. Porque mi vulnerabilidad alberga una gran fuerza. Ahora sé que no siempre gana quien sale triunfante, quien no llora, quien tiene los músculos más firmes, sino quien tiene un alma sensible, capaz de dar amor, de sentir y de entregarse. Agradezco a Dios por cada situación vivida, porque entiendo que es su manera de pulirme, como quien perfecciona un diamante. Porque confío en Él y soy dócil a su voluntad. Hoy puedo apreciar cosas que antes no veía, mis ojos observan con una nueva luz, aprecio mi crecimiento y veo que es tanto el amor que Dios nos tiene, que nos da una nueva oportunidad en cada día. Quisiera aclarar una cosa: nunca se trata de la otra persona, la situación externa, el entorno, ni siquiera el azar… todo eso es meramente circunstancial. Lo que de verdad importa está en el interior. Se trata de mí, de cómo interpreto lo vivido, de cómo asimilo las circunstancias, de cómo Su plan es más grande que cualquier error. Agradezco lo vivido, porque es un regalo que Dios me envía y me permito recibir. Quizá decida apartarme del lugar o de las personas con quienes viví esta experiencia, pero no por ellos, por el dolor, ni mucho menos amargura, sino porque entiendo que su misión ya terminó… y desde el fondo de mi corazón la agradezco. Ahora me siento libre para continuar mi camino, de volver a andar, y hasta de volver a equivocarme, porque al final, ahora puedo ver que no son errores… sino aprendizajes. Twitter: @claravillarreal
contacto@claravillarreal.com

Por Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *