Por Salvador Hernández LANDEROS
Por los riesgos que implica ser el rector de la seguridad en el Estado, todo lo
que declare Aldo Fasci Zuazua, se justifica.
Pero que responda “no nos vamos a pelear”, al anticiparse a criticas electoreras
sobre la inseguridad, le hace perder la figura.
Y conste, el perder la figura no nos referimos a su masculinidad. Es referente
a una actitud muy impropia de un Secretario de Seguridad.
A un jefe policial de alto nivel, esa respuesta, le limita la proyección de
percepción que la ciudadanía espera de quien está a cargo de su cuidado.
La población de un Estado como Nuevo León, requiere de un jefe entrón,
machín, incluso tirarle a lo pendenciero y/o valentón.
No sólo se pierde la figura ante la sociedad de diversos estratos, lo peor, es
perderla entre sus mismos policías que siguen a un líder.
Aldo Fasci, antes que ser policía, es un personaje dedicado a la política. Ha
buscado ser diputado y hasta alcalde, pero sabe administrar la Institución.
Un ejemplo hay que recordarle. “Para ser torero, primero hay que parecerlo”,
independiente del valor. Lo mismo ocurre con el policía.
Los reporteros solo le lanzan preguntas, no balazos y mucho menos abrazos.
No defraude a sus policías con ese tipo de respuestas.
No se cure en salud antes de tiempo. Criticar es muy fácil, pero no cualquiera
se pone el uniforme del policía, ni tampoco el de militar.
La piel tersa es propia de los políticos que no saben lidiar con sus adversarios
críticos. Un policía, es todo terreno. ¿Estamos?
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