La calificadora Moody´s realizó un ejercicio para dimensionar la repercusiones que tendría el COVID-19 en la economía mundial.
En esta estimación tomó en cuneta dos escenarios: uno de referencia, cuya probabilidad de que ocurra es de 80 por ciento y otro de aumento con 20 por ciento de probabilidad.
En el primer escenario, la calificadora prevé que la tasa de contagio oscile entre 100,000 a 150,000 casos confirmados, así como una tasa de mortalidad máxima de 3 por ciento.
Además estima que el brote de COVID-19 reduzca el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de China a 5.4 por ciento, del 6.4 por ciento previsto para 2020 antes de la aparición del virus. Sin embargo, la calificadora prevé que la economía del gigante rojo se recupere por completo a mediados de 2021.
En ese contexto, los efectos económicos del virus se verán principalmente reflejados en el sector turismo.
Lo anterior provocará que la economía de Estados Unidos se vea afectada por un bajo registro en la llegada de turistas chinos, cuyo promedio de gasto es 50 por ciento más alto que otro visitante extranjero.
De la misma forma, la cadena de suministro de fabricación global se verá interrumpida, lo que causará escasez de bienes en el mundo.
La economía de América Latina y África se verá afectada por la caída en las compras de productos como petróleo, cobre, soja entre otros.
Por este motivo, Moody´s espera que el crecimiento global se ubique en 2.4 por ciento, es decir, 0.2 por ciento menos que la prevista ates del brote de COVID-19.
En el segundo escenario, la calificadora estima que el numero máximo de contagios por el virus alcance 300,000 personas, y tendrá una mortalidad de 4 por ciento.
En este escenario de aumento, el crecimiento del PIB chino se ubique en 1.7 por ciento, lo que representaría su peor rendimiento en 30 años.