Por Salvador Hernández LANDEROS
La contingencia que por el Covid-19 enfrentamos con responsabilidad al
quedarnos en casa, también incluye el hacerlo con ahorro y sensatez.
Ojalá que sólo sea un mes, como buen pronóstico. Y no vayan a ser dos meses,
como lo prevén los expertos que día con día monitorean esta pandemia.
Es tiempo de cuidar la economía familiar, hacerlo con sensatez, no hacer las
compras superfluas. Adquirir solo lo esencial y no caer en el desperdicio.
Lo que vimos en televisión y redes la tarde del miércoles fue muy lamentable.
Una sociedad insensata. Largas filas para compras de pánico de cerveza.
Una declaración irresponsable, o mal entendida del gobernador, generó la
pérdida de la prevensión que se estuvo guardando durante 15 días.
Ahorita es tiempo de, en verdad, apretarnos el cinturón. De cuidar los pesos
y centavos. Administrar los alimentos. Perecederos y no perecederos.
Reservar todo lo que podamos. Disponer nada más de lo necesario. Incluso
posponer “la carnita asada” para otros tiempos. Que no nos falte que comer.
En años pasados, en un viernes como hoy, previo a la Semana Santa fueron de
algarabía y a salir de vacaciones. Esta vez, los días sí serán de guardar.
Dentro de tres días el catolicismo celebrará el “Domingo de Ramos”. Esta vez,
las Iglesias van a permanecer cerradas, sin misas y sin el consabido ramo.
Quienes más lo van a resentir, serán los que año con año se apostaban afuera de
los templos para ofrecer los ramos. La gente que vive de la economía informal.
Y no sólo será el Domingo de Ramos. Faltan cuatro días que harán merma
entre esos que viven de ese movimiento económico. Hay que administrarnos.
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