por Mariana Martell Castro La Crónica de Hoy
El integrante de Topos México busca apoyo de autoridades debido a que la pandemia lo dejó sin casa y sin ingresos. Ahora, trabaja acomodando carros para ganarse unos cuantos pesos. La fundación Cáritas México le ha proporcionado medicamentos y comida, a través de su programa emergente “Dona despensas”.
“He dedicado mi vida entera a ayudar a la gente y lo único que les pediría en esta ocasión es que me puedan apoyar a mí y a las decenas de familias que pasan por una situación como la mía”, dice Lalo.
Con valentía y tenacidad, Eduardo ha dedicado su vida entera a salvar la vida de cientos de personas en sismos, explosiones, tsunamis y otros desastres naturales al formar parte de los Topos México; sin embargo, la pandemia de COVID-19 que azota la capital del país no solo le ha arrebatado su casa, sino que lo ha dejado desamparado ante un enemigo al que nunca se había enfrentado, la pobreza.
Entre las muchas labores de rescate en las que ha participado, Eduardo Salomón Montufas Camacho fue uno de los principales rescatistas de bebés recién nacidos del Hospital Juárez que se derrumbó en el sismo del 85. Además, durante el terremoto y posterior tsunami en Haití en 2010 el Eduardo fue unos de los rescatistas mexicanos que acudieron para brindar su ayuda.
Lalo, cómo es llamado por sus amigos y conocidos, pasó en un abrir y cerrar de ojos, de auxiliar desinteresadamente en incontables desastres a buscar por todos sus medios un lugar donde pasar la noche, un plato de comida caliente y un sitio donde proteger su salud del Coronavirus.
El viacrucis de Lalo comenzó en el 2017, cuando su casa, ubicada en el corazón de la colonia Roma, se derrumbó durante el sismo del 19 de septiembre, por lo que con las pocas cosas que pudo rescatar no tuvo más remedio que empezar a vivir de hotel en hotel.
Desde hace tres semanas, luego de que el gobierno capitalino anunciará el cierre de todos los hoteles y moteles de la CDMX, Eduardo fue desalojado del Hotel Riviera, donde se encontraba viviendo desde hace varios años, situación por la cual el hombre de 56 años ha tenido que pedir la ayuda de varios amigos y familiares, quienes le han abierto las puertas de su casa para no tener que dormir en la calle.

No obstante, esta ayuda siempre es momentánea, por lo que el rescatista ha tenido que ir de casa en casa.
Los problemas de Lalo no terminan ahí, pues padece una enfermedad que lo obliga a utilizar una sonda, misma que desde hace 20 días no ha cambiado por falta de recursos.
Afortunadamente la fundación Cáritas México le ha tendido una mano, proporcionándole medicamentos y comida, a través de su programa emergente “Dona despensas” y que recibe donaciones por medio de la página www.donadespensas.mx, para continuar recaudando y repartiendo alimentos entre la población vulnerable que ha surgido en esta emergencia sanitaria.
Además, para ganarse unos cuantos pesos, Eduardo trabaja acomodando carros en la calle Tehuantepec esquina Tlacotalpan en la colonia Roma Sur, desde donde continúa con la firme convicción de ayudar a las personas.
Contra todo peligro y desafiando su grave situación económica, logró obtener gel antibacterial para repartir a todo el que pase por el lugar y a los conductores que estacionan sus carros.
Equipado con su uniforme de rescate, es como se encarga de tratar de concientizar a chicos y grandes sobre el uso del cubrebocas y el gel antibacterial.
“Todos los días me pongo mi uniforme para repartir gel antibacterial y ayudar a la gente a estacionarse, para que los niños me vean y se den cuenta que toda mi vida he trabajado para auxiliar a la gente y que esta vez no es la excepción”, comentó.
El rescatista también explicó que durante esta emergencia sanitaria, él y su equipo de conocidos han podido distribuir ventiladores en las comunidades más pobres y aisladas de México.
Los ventiladores fueron donados por un empresario chino, amigo de Eduardo, de los cuales una cantidad fueron entregados al gobierno y otro pequeño número destinado a comunidades de Culiacán, Sinaloa, Guerrero y otros estados donde son necesitados.
Eduardo aseguró que permanecerá tratando de ayudar a quien lo requiera, sin embargo, esta vez solicitó de manera solidaria y por primera vez en su vida el apoyo y ayuda de la sociedad para poder salir adelante.
“He dedicado mi vida entera a ayudar a la gente y lo único que les pediría en esta ocasión es que me puedan apoyar a mí y a las decenas de familias que pasan por una situación como la mía, porque la crisis es real y no se habla de ello pero hay familias enteras con niños pequeños que han tenido que pasar hasta una semana sin comer”, mencionó.