Por Rogelio Romero
La detención y proceso penal que se realiza en Estados Unidos del general Salvador Cienfuegos Zepeda, es un claro mensaje por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses de que no existe una agenda preestablecida entre ambos países, para combatir los casos de corrupción y narcotráfico en los que presuntamente han incurrido políticos asi como militares mexicanos.
La DEA investiga desde hace varios años a altos ex mandos militares de quienes se tienen sospechas sobre sus presuntas relaciones con cárteles de la droga, asi como la creciente producción de fentanilo en el sureste mexicano.
Datos dados a conocer la semana pasada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza señalan que la incautación de fentanilo en la frontera de Mexico con Estados Unidos aumentó en un 71 por ciento, mientras la confiscación de cocaína cayó un 43 % lo que indica como la primera droga ha desplazado a la segunda.
Durante los últimos 2 años del gobierno de Enrique Peña Nieto se comenzó a notar un mayor aumento en los movimientos de droga que los cárteles mexicanos realizaban, para tratar de introducir el fentanilo hacia Estados Unidos.
La acusación contra Cienfuegos solo aborda la relación de complicidad ilícita que mantenía con un cártel menor que opera en el estado de Nayarit, pero en el fondo busca desmantelar toda la red de complicidad que se ha mantenido en el sureste mexicano donde los grupos criminales siguen cultivando así como produciendo narcóticos.
La información de autoridades federales de Estados Unidos señala que en el año fiscal 2020 que concluye este mes de octubre, fueron interceptadas en aduanas, operativos e investigaciones realizada en la frontera con México 37.6 toneladas de droga.
El fentanilo y la heroína negra son dos de los narcóticos más letales para la salud humana, su uso entre consumidores de droga en Estados Unidos ha ido aumentando en los últimos años con consecuencias fatales.
La DEA tendrá su propia agenda de porque exigió la captura del militar mexicano, pero que esto tiene asociación con los indicadores señalados no cabe duda.
Además de que manda un mensaje claro al gobierno obradorista en el sentido de que su estrategia antinarcóticos parece no contemplar la captura de grandes capos del narcotráfico mexicano y solo debilitar los aparatos financieros bajo los que operan.
Señala además que no hay acuerdo real de cómo cada país quiere combatir el narcotráfico: Hasta hoy la estrategia del gobierno mexicano ha sido capturar a cabecillas del tráfico de drogas y extraditarlos a Estados Unidos, prefiere hacerlo así que juzgarlos en su propio patio.
Pero por desgracia los tentáculos de los cárteles mexicanos siguen metidos en muchos ámbitos oficiales. Incluyendo el militar, donde podrían darse más detenciones si la indagatoria contra Cienfuegos avanza en esa dirección.
Todos queremos que se combata la corrupción pero para ello tiene que actuarse sin miramientos cuando se tienen los elementos para hacerlo, la captura de Cienfuegos en Estados Unidos volvió a comprobar que los grandes operativos contra el narcotráfico internacional los seguirá realizando Estados Unidos sin compartir la información de inteligencia que se tiene, con países cuyos órganos de justicia están bajo sospecha de que algunos de sus rangos podrían estar infiltrados por el crimen organizado.