Por: Antonio Sánchez R.
Campañas “alegres”…
De acuerdo a los tiempos electorales, aún no debería de haber nadie en campaña, pero al parecer, a muchos “suspirantes” a algún puesto de elección popular les ha valido “máuser” lo que digan las leyes y se han lanzado abierta y descaradamente a buscar el voto de la ciudadanía, una ciudadanía que, a la mayoría de ellos ni siquiera conoce o que si alguna vez oyeron de ellos, fue porque ya antes habían pedido el voto, ganaron y nunca regresaron.
Pero esto no es nuevo, no, que va… Esto sucede cada tres años, desde hace unas dos décadas, mostrándonos que las autoridades electorales son un adorno, son un simple parapeto inútil que para lo único que sirve es para llevarse una buena lana de la propia ciudadanía, que es la que paga por un trabajo chafa y decepcionante, pues todo mundo puede hacer lo que quiera sin ser sancionado.
Hemos visto personalmente y hemos escuchado de otra gente, que “fulanito de tal” anduvo recorriendo las calles de tal o cual colonia y resulta que ese “fulanito de tal” fue ya funcionario municipal o estatal, o peor aún, ocupa algún puesto actualmente y anda pisando terrenos que antes no había pisado…, ni antes de pedir el voto ni ya cuando consiguió montarse en la “burra” del presupuesto municipal o estatal.
Hay argucias de todos los colores y sabores y la mera neta, algunas de ellas mueven a risa, pues son tan ridículas como el hecho de que se regrese al lugar de los hechos a sabiendas del delito cometido. Haber pedido el voto ya anteriormente, conseguirlo, no atender los reclamos de la gente en el ejercicio del encargo conseguido con ese sufragio y regresar de nueva cuenta a pedir oootra vez el apoyo de esa gente, la verdad, es un insulto y, con perdón de ustedes, una verdadera mentada de madre…
Ejemplos de estos hay en todas partes, en todos los municipios de Nuevo León, en todos los distritos, locales y federales de nuestro estado. Hoy lo vemos así, crudamente, pues igual de crudo se ha vuelto el ambiente político, en el que de manera descarada se juega con la gente, con sus sentimientos, con sus preferencias, lanzando a diestra y siniestra promesas que nunca van a cumplir.
Lo más interesante de todo esto es que hay gente que jamás dio la cara cuando ocupó un cargo público y ahora sale a buscar darse a conocer, por fin, porque le surgió la “necesidad” de servir a “su” gente, a esa gente por la que no se preocupó antes. Piensan que con regalar un tapabocas, gel antibacterial o un triste cuarto de kilo de tortillas, la gente se va a volcar a las urnas para votar por ellos. Triste, la verdad, triste papel el que andan haciendo.
¿Y las autoridades electorales? Bien, gracias, durmiendo el sueño de los justos, deshojando la margarita, pensando en las pingües ganancias que obtendrán de aquí a que el proceso electoral del 2021 quede finiquitado. Mano blanda para las acciones anticipadas de campaña y, seguramente, para el desenlace de esta telenovela, todo quedará como alguien dijo por ahí, “como anillo al dedo” para seguir dudando de quienes se encargan de “calificar” las elecciones. En pocas palabras, tendremos más de lo mismo. Punto.