sáb. Mar 15th, 2025

Por: Antonio Sánchez R.

Mirar el pasado…

Dicen por ahí que cuando empiezas a ver mejor el pasado, es porque tu presente y valió caca…huates y tu futuro está más negro que el humo de las locomotoras de combustóleo. Añorar tiempos idos es señal de que las expectativas creadas en torno a algo o alguien, nada más no se cumplieron.

En lo personal, no por pesimista, más por realista, jamás creí que la nueva etapa que viviría nuestro país con el arribo de una “nueva oposición” al poder sería distinta, pues estaba plenamente consciente de que quienes llegaban, incluido el mismísimo presidente, no tenían la más mínima idea del compromiso que estaban adquiriendo.

Desde hace muchos años, incluso desde mucho antes de que alguien calificara a Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México”, desde este mismo espacio señalamos puntualmente algunos “detalles” que nos llevaban a asegurar que el político tabasqueño, si bien no lo calificábamos tan drásticamente como para considerarlo un “peligro”, no era lo que el país requería para enfrentar los retos de esos tiempos.

Y conforme fue creciendo su empecinamiento por llegar al poder, fuimos viendo más “detalles” en torno a su vida política, sin meternos para nada en sus “blasones” académicos, pues pensábamos en ese entonces que para ser buen servidor público, de nada sirve ser egresado de Harvard si terminas manchándote las manos e incurriendo en actos corruptos. Y seguimos pensando igual.

La carrera política de AMLO, desde sus inicios, está rodeada de claroscuros que difícilmente podrían avalar sus “dogma” de fe divulgada per se: “no robar, no mentir, no traicionar”. Le encargó a un compositor elaborar un himno para el PRI de Tabasco y no le pagó, pero lo registró a su nombre. A eso se le llama ROBAR. En su momento, juró y perjuró que Morena era un simple movimiento social que JAMÁS SE CONVERTIRÍA EN PARTIDO POLÍTICO. A eso se le llama MENTIR. Para tener el aval de la verdadera izquierda, Andrés Manuel convenció al ingeniero Heberto Castillo, fundador y dirigente del PPS de que se sumara al movimiento que encabezaba el PRD, pero finalmente terminó fallando en todo lo que le habían prometido. A eso se le llama TRAICIONAR.

Pero…, cuando llegó el nuevo régimen, me hice el propósito de dar un tiempo “de gracia” para ver resultados. Un año fue ese plazo que me puse para esperar resultados, pues la nueva pléyade de políticos gobernantes llegaron con grandes promesas, sembrando esperanzas y despertando sueños en la población. Me incluí. Dije: “vamos a darles el beneficio de la duda, pues al final de cuentas no puedo apostar por el fracaso, al contrario, vamos a apoyar si vemos que todo marcha bien.

Pasó el año de gracia y dije: un año más, planes y proyectos hay. Pasaron los meses y llegamos a los dos años. No hay nada. No hemos llegado a nada, al contrario, hemos retrocedido, la crisis económica es de dimensiones descomunales, agravada por la pandemia, situación que, mención aparte, no han sabido manejar.

No robar, no mentir, no traicionar, tres conceptos que ni en sueños han sido cumplidos por la mítica “Cuatrote”. Se acabó el tiempo. Dos años desperdiciados en nada. Cero logros, cero obra, cero crecimiento, cero desarrollo. “Estábamos mejor cuando estábamos peor”, dice la gente. Desilusión, fracaso, molestia, desesperanza, pobreza creciente, vaya, el actual régimen se ha convertido en el peor en la historia de este país. Un presidente que miente todos los días, que siempre tiene otros datos, que culpa al pasado de los fracasos actuales, no puede, ni debe, seguir al frente del país. Le quedó grande el penco, así de fácil. 

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