Por: Antonio Sánchez R.
Por fin, un título internacional…
Tras mucho bregar y en ocasiones toparse con diversos obstáculos, desde la apatía y el desprecio o hasta el desgano y la indiferencia, los Tigres de Cemex consiguieron por fin levantar el trofeo de campeón de un torneo internacional, mismo que le abre la puerta para codearse con los mejores clubes del mundo en el próximo Mundial de Clubes Qatar a celebrarse el próximo año.
Y no fue a la tercera -por aquello de que “la tercera es la vencida”-, sino a la cuarta oportunidad (como en el futbol americano), en que la escuadra cementera-universitaria consigue coronarse campeón de la Liga de Campeones de Concacaf, o Concachampions, con lo que le ponen la cereza al pastel de una década de ensueño para la institución y para su afición, ávida de reconocimientos, que los tienen, pero a veces da la impresión de que los ansían de manera exagerada.
El camino hacia su primer título internacional fue relativamente fácil para el equipo comandado por Ricardo “Tuca” Ferreti, pues si bien es cierto que los octavos y cuartos de final los despachó con cierta tranquilidad, la final no fue tan sencilla, pues enfrentó a un equipo bastante dinámico, Los Ángeles FC, dirigido por Bob Bradley, un tipo que ha llevado a la escuadra estadounidense a colocarse entre los mejores de la MLS poco a poco, sin aspavientos.
El partido de la final de la Concacaf fue, como lo habíamos señalado, un verdadero agarrón, que por momentos parecía que terminaría en alguna reyerta, pues el árbitro guatemalteco, malísimo por cierto, fue bastante complaciente a la hora de las patadas, empujones, desplazamientos, estirones de playeras, codazos y cualquier artimaña utilizable para detener al rival de parte de los dos equipos.
La verdad fue un verdadero milagro que este remedo de juez central no terminara influyendo en el marcador, aunque me atrevo a asegurar que si hubiese aplicado el reglamento, mínimo tendrían qué haber abandonado la cancha un jugador por bando y con ello, habríamos visto algo distinto. Pero no hubo ¡ninguna tarjeta!, pese a lo ríspido y en lapsos violento, del encuentro.
El equipo estadounidense se puso adelante en el marcador al minuto 62’, por conducto de Diego Rossi, quien recibe un pase filtrado y bombea ante la salida precipitada de Nahuel Guzmán, en un auténtico golazo. Los comentaristas de Fox dijeron que el delantero angelino había intentado re centrar, pero la verdad yo no creo eso, desde que recibe el balón y avanza, él está viendo la portería y no a su compañero que venía entrando por izquierda. Para mí, su intención fue esa, meter el gol.
Con el marcador a su favor, LAFC se adueñó del partido y puso en serio predicamento a los felinos, quienes por momentos se veían desesperados y no atinaban a llegar a puerta contraria por ningún lado. Carlos Vela y compañía les estaban moviendo el balón y en los rebotes, terminaban ganando los “gringos”. Pero todo cambió a partir del gol del empate, el cual cayó en un tiro de esquina en el que fallan en la marca y entra Hugo Ayala solo, gira la cabeza y manda el balón hacia las piolas, haciendo inútiles las estiradas tanto del arquero como de un defensa que estuvo a nada de atajar el esférico.
A partir de ahí, Tigres tomó el mando de las acciones y ahora sí, sin desesperarse, fueron adelantando líneas y empezaron a tocar la puerta, aunque vale decir que, pese al dominio, el gol que les diera la ventaja no caía, mientras que por su parte, los angelinos empezaron a mostrar desesperación y cansancio, Carlos Vela fue nulificado en el medio campo, hasta que vino la anotación esperada por los “TucaBoys”, a los 84 minutos, en una jugada en la que Luis “Chaca” Rodríguez conduce el balón desde casi la media cancha, se le abre una avenida no sin antes quitarse dos rivales y casi al borde del área, cede hacia su izquierda, a la entrada de Gignac, quien de derecha y sin mucha potencia, coloca el balón a la izquierda del arquero.
Ya con la ventaja en el bolsillo, la escuadra norteña volvió a replegar líneas, enfriando la tibia reacción del equipo estadounidense, que en el tiempo restante no tuvo oportunidades claras de gol. Tres o cuatro intentos de triangulaciones fueron contenidos por la zaga felina cementera, saliendo incluso con balón dominado, llevándolo lejos de su arco para consumir la mayor cantidad de tiempo posible. Por cierto, otro fallo del árbitro fue precisamente el tiempo, pues no repuso en realidad el tiempo perdido, aunque finalmente, así hubiesen agregado 10 minutos, las cosas habrían seguido igual.
Y bien, los Tigres de Cemex ya tienen en sus vitrinas el ansiado trofeo de la Conca. Ahora tienen enfrente un serio compromiso, en el que representarán al futbol mexicano, pero en el que, en esa “competencia” que tienen con su acérrimo rival, los Rayados de Guadalupe, deberán superar lo hecho en la anterior edición del Mundial de Clubes, en diciembre de 2019, en el que consiguieron colocarse en la tercera posición, igualando lo realizado por el Necaxa en el 2000, equipo que consiguió ese tercer lugar venciendo en penales nada más y nada menos que al Real Madrid.
En fin, ya veremos qué sucede y estaremos a la espera de ver contra quién abre su participación la escuadra felina en este evento al que ya han calificado el Bayern Munich, por la UEFA, el Ulsan Hyundai de Corea del Sur, por la AFC, el Auckland City de Nueva Zelanda por la OFC, el Al-Ahly de Egipto, por la CAF, así como el Al-Duhail, del país anfitrión y, obviamente, los Tigres de Cemex, por Concacaf. Sólo falta por definir quién asiste en representación de CONMEBOL. Esperemos pues y preparemos todo para empezar con las apuesta. Por lo pronto, si tienen tele, ¡pues ahí se ven!
¡¡¡FELIZ NAVIDAD y que el 2021 sea pródigo en bendiciones!!!
