vie. May 2nd, 2025

Arnulfo Vigil

Sin el menor asomo de pena, algo de prurito, los precandidatos, que ansían ser candidatos el mes próximo, cambian de vestimenta como si cualquier cosa: no les importa su pasado, sus antiguas convicciones y las contradicciones en las que caen con tal de seguir pegados a la ubre, como dicen en el rancho.

    De tal manera que lo que antes combatían ahora lo asumen. Eso significa que no eran auténticos cuando criticaban, en este caso a la cuarta T, y por lo tanto no son auténticos ahora al postularse por el partido del Presidente de la República. Víctor Fuentes es el ejemplo paradigmático. De ser un recalcitrante activo del PAN, partido que le ha dado todo lo que tiene, asumiendo las posturas albiazules de AMLO un peligro para México, la vuelta al pasado con el régimen de estado, el populismo, ahora reniega de sus aseveraciones para incorporarse a las filas del enemigo. O sea: ni López Obrador ni el partido que lo llevó al poder son en realidad un peligro para México. Entonces ¿por qué lo decía?   

    Todavía peor: Morena es un partido que ha impulsado la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, el libro de texto gratuito explícito en lo sexual, y Víctor Fuentes, como miembro activo del PAN se ha opuesto a esas medidas. Ahora asume lo que antes rechazaba. Da vergüenza, en serio. Y todo por el afán de obtener le hueso anhelado. A fuerza quiere ser candidato, primero a la gubernatura, pero no pudo o no lo dejaron, y por eso, caprichito de por medio, busca la alcaldía de Monterrey, ya no la gubernatura. Y se alía con una de sus principales rivales, Clara Luz Flores, del PRI, ahora sin partido, o  bueno, de Morena.  

    Y en el mismo sentido se encuentra Adalberto Madero, “Maderito”, quien no obstante haber hecho un pésimo papel como alcalde de Monterrey, a lo cual llegó venciendo por cierto a Abel Guerra, y después de haber rechazado al PAN, partido que le dio todo lo que tiene, se enlistó el Partido Verde como candidato a la alcaldía de Monterrey. Ahora quiere ser el candidato a la misma posición por Morena. Por eso se encanijó cuando se supo que Fuentes va a ser el candidato, superando incluso a Santiago González, del PT, quien la tiene más merecida. 

    Y aumenta la secuela de filibusteros de la política: Felipe de Jesús Cantú, ex PAN, Benito Caballero, ex PRI, Marisela Saldívar, ex Movimiento Ciudadano. Todos coinciden en lo mismo: se van de los partidos a los que le deben todo, por no haber sido postulados a un puesto de elección popular. Es decir, a los mercenarios de la política no les importa el partido al que pertenecieron, ni su ideología ni su declaración de principios. Estaban ahí por conquistar un puesto. Nada más. Lo cual es legítimo, pero obliga a ser consecuentes con el partido. Tampoco estaban ahí para servir a la ciudadanía, una cantaleta más raspada que una lija. Lo que siempre dicen: vocación de servicio, es una entelequia. Es una farsa. 

    Ahora bien, quien realmente es causa de esta catástrofe es el partido Morena. ¿Cómo es posible que acepte dentro de sus filas y candidaturas a personajes de reconocida insolvencia moral? Si el partido del presidente se rige bajo los principios que se rige el presidente, entonces por qué esta desmesura. Para ganar, podrán argüir algunos. Pero no. De esta forma Morena no gana. No gana la verdadera militancia de Morena, ahora rebajada, menospreciada, por quienes se ostentan como morenistas, como Mario Delgado Carrillo.  

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