Por Raúl Guajardo

Comentaba la semana anterior que independientemente de los recursos económicos que deberá buscar el gobernador electo del estado, Samuel García, se le presentarán otros retos, entre ellos el de la educación, acerca del cual escribo hoy.

En dos pueden dividirse las categorías más apremiantes por lo que respecta al tema educativo: el reto económico para generar las condiciones de infraestructura necesarias para reanudar en algún momento las clases presenciales y el reto académico de superar el rezago que se ha generado como resultado del cierre de escuelas hace por lo menos año y medio.

Por lo que respecta al primero de los retos, resulta más o menos obvio que dentro de lo ajustado del presupuesto estatal no existe una partida dedicada a la rehabilitación de las escuelas que así lo requieran luego del abandono de que han sido objeto desde que se encuentran cerradas.

Si bien Samuel ha optado por un modelo de participación social de las empresas mediante el “apadrinamiento” de algunas de ellas, este no puede ser el modelo que se emplee para sacar adelante la situación, considero que es, en buena medida, una forma de hacer saber a la comunidad educativa que se encuentra atento a lo que sucede en el ámbito escolar.

Pero el tema es impostergable, ante los procesos de vacunación y el aparente declive de la “curva” del Covid-19, además del impulso que al caso ha dado el presidente López Obrador, seguramente se tendrán que abrir las escuelas en el futuro inmediato.

Por lo pronto, estoy seguro de que Samuel no contará con recursos económicos suficientes para enfrentar el reto de rehabilitar las escuelas para el regreso a clases, por lo que tendrá que ser muy creativo para obtener esos recursos.

Por lo que respecta a la calidad de la educación y a las lagunas que seguramente se generaron durante el tiempo en que no se ha dado el proceso de forma presencial, comentaré la próxima semana, adelantando que este es un tema fundamental para la reactivación económica de Nuevo León.