CLARA VILLARREAL
Es mayor el aprendizaje, cuando se comparte la anécdota. Estamos en la temporada más festiva del año y en todas partes se empiezan a organizar posadas, pues en mi familia no fue la excepción. Nos reunimos en casa de una de mis tías, entre el barullo y los niños corriendo, según yo, y repito, según yo, al salir de la cochera, sucedió lo siguiente: Abro la cajuela del coche. Saco el dinero para pagar las bebidas. Cierro la cajuela. Le pico al botón del control para cerrarlo y se oye “pip”. Mi tía pregunta, “¿quién llegó?” Yo respondo, “quién sabe…” Todos se carcajean de risa. Después nos reunimos nuevamente al interior de la casa, mis sobrinas y yo estamos viendo las fotos colgadas en la pared y nos entretenemos recordando historias familiares. De pronto, preguntan por el dinero de los tacos… empiezo a buscar a tientas las llaves de mi coche en el pantalón y la chamarra que traía puesta y no las sentí. Me estresé. Todos me ayudaron a buscarlas en la sala, en la cocina, en la cochera, en el piso… en los lugares donde habíamos estado… me dijeron “se te quedaron adentro de la cajuela”… y yo volvía a tantearme el cuerpo y les decía que no, que era imposible… me lo repitieron 40 veces… y las 40 veces les dije que eso no podía ser y volvía a repetir mi versión de los hechos. Paso a paso. Finalmente, consigo el duplicado de las llaves, abro la cajuela y ahí estaban las llaves. Todos tenían razón: había cerrado el vehículo con las llaves adentro y la secuencia que me inventé… pues simplemente no era real. Sin embargo, estaba tan empecinada con la historia que me había creado que no escuché el consejo que todos me dieron. Por si fuera poco, no solo no estaba escuchando lo que me decían sino que intentaba convencerlos de mi versión. Al final, cuando fue evidente que estaba equivocada, no podía creerlo. Pensé ¿qué necesidad tengo irme por una sola versión? ¿Porqué no me permití siquiera considerar o imaginar que las cosas pudieran ser distintas? Y bueno, la respuesta es por el ego. Nos cuesta aceptar que alguien más pueda tener la razón o que no avale nuestra versión . Es aún más difícil aceptar que uno mismo pueda estar equivocado. Pero lo acepto, así que… querido Ego, por estar obsesionada con tener la razón y solo ver mi versión lo reconozco, me equivoqué y aunque duela lo hago público, a ver si así vamos aprendiendo a escuchar más y hablar menos. Twitter: @claravillarreal
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