Usted y yo no gobernamos ni la ley ni la naturaleza, pero sí tenemos poder de gobernarnos a nosotros mismos y dejar una vana manera de vivir, atrás. El albedrío es la habilidad y responsabilidad de elegir lo que está en mi poder hacer. 

¿Puede un esclavo elegir? No. Una persona en esclavitud no tiene libertad de elegir, por eso necesita la gracia, para poder hacerlo. 

Solo Cristo ofrece esa gracia, ese regalo inmerecido. Si Dios no interfiriera en nuestras vidas, no podríamos elegir ni ganar la vida eterna.

Mi albedrío no me permite evitar la corrupción del pecado, pero sí me permite elegir dejarlo atrás y vivir a través del único Camino a la vida eterna.

El albedrío es una habilidad y una responsabilidad, es un llamado al arrepentimiento en el que aunque mi corazón crea que hay un Dios que gobierna sobre todo y sobre todos, con mi boca debo confesar que le he fallado y quiero seguirlo para libertad y salvación.

El albedrío es el regalo de la libertad que sólo Cristo nos puede dar.

¿Crees esto? Habla con Dios, lee la Biblia y descúbrelo.  Solo la Verdad te hará verdaderamente libre.

Jn. 3:16-17

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