Clara Villarreal
Del escrito de Alex Myles en 2015. Parte 2 de 3. Cuanto más poderoso se vuelva el narcisista, más probable es que el empático se retraiga y se coloque en un estatus de víctima. Entonces, hay un cambio muy grande – el empático tomará rasgos narcisistas, pues ellos también se vuelven la parte herida y se activan constantemente por el daño creado por estar en compañía de un narcisista. En poco tiempo, se genera una espiral descendente extremadamente viciosa. Cuando un narcisista ve que un empático está herido jugará con esto y su intención principal será mantener al empático abajo. Cuanto más débil se vuelva el empático, mayor será la fuerza del narcisista. Un empático comenzará a buscar frenéticamente el amor, la validación, la confirmación y la aceptación de un narcisista y cada grito de ayuda como tal, afirmará al narcisista aquello que está desesperado por encontrar en su interior: sentirse digno y merecedor. Todo esto puede resultar en una batalla bastante amarga. Cuando un empático se empieza a centrar en su dolor, trauma y la destrucción de su propia vida, se vuelve obsesionado consigo mismo y no puede ver de dónde viene el daño. En lugar de mirar hacia afuera y ver qué lo está causando, el empático ve hacia adentro y se culpa a sí mismo. Un empático en esta etapa debe darse cuenta de la situación en la que se encuentra y despertar de ella, ya que cualquier persona que está en un dolor profundo y ha sido herida puede convertirse en un narcisista también, al centrarse en su propio dolor y buscar en otros la respuesta a su bienestar. Cualquier intento de comunicarse auténticamente con un narcisista será inútil, ya que ellos ciertamente no están buscando tranquilizar a nadie más. No sólo esto, sino que son extremadamente carismáticos y manipuladores y tienen una eficiente manera de reenfocar todo hacia afuera y hacerlo acerca de los demás. Un narcisista culpará de su propio dolor a un empático, además de que también se asegurará de que el empático se sienta responsable del dolor que él mismo está sufriendo. En esta etapa, el empático sabrá que está en una relación destructiva, y se sentirá tan inseguro, no amado e indigno, que puede culpar fácilmente al narcisista de toda su destrucción. Sin embargo, un empático no debería estar buscando culpar a nadie más. Él tiene la opción de seguir siendo la víctima, un peón en el juego narcisista, o de reunir toda la fuerza que pueda y encontrar una salida. Emocionalmente agotado, perdido, y debilitado, un empático tendrá dificultades para entender lo que le ha sucedido a esa persona alguna vez amorosa, atenta y carismática por la que se sintieron tan atraídos. Sin embargo, la manera en que nos permitimos ser tratados es el resultado de nuestras propias decisiones. Si un empático decide permanecer en una relación con un narcisista y se niega a asumir la responsabilidad de la dinámica, están eligiendo en algún nivel lo que cree que vale en su interior. Un empático no puede dejar que su autoestima sea determinada por un narcisista. Es imperativo que confíe y crea en sí mismo lo suficiente como para reconocer que no es merecedor de las palabras y acciones que el narcisista ofrece, y busque escapar. Twitter: @claravillarreal contacto@claravillarreal.com