Gerson Gómez
Se vendieron al mejor impostor. Creen a pie juntillas el evangelio de los charlatanes. Le suman legitimidad a un régimen nacido torcido. Ahora disfruta de un sueldo contundente. Sin necesidad de andar en bicicleta. Los alimentos en la alacena y la cuenta de ahorros bien nutrida. Nuestra Secretaria de Participación Ciudadana, amparada por un magistrado de Tamaulipas, a fin de no ser removida de su cargo por el Congreso del Estado, la doctora Ximena Peredo Rodríguez, tiene pendiente la audiencia del 26 de abril por el delito de difamación. Ximena, quien, en otro tiempo, después del advenimiento a la ciudad de Monterrey de las paradisiacas playas del caribe, de cursar sus estudios en el ITESM, redentora de todas las causas perdidas, como la construcción del estadio BBVA o el ultra feminismo radical del 8M. Duerme a pierna suelta. Sus subordinados le ayudan al cuidado de su menor hija. No necesita llevarla a guardería. Actividades interminables de blof y de nada. Salones con aire acondicionado. Jóvenes incautos y bien intencionados. Sin malear. Suponen, detrás de la mascarada de la Doctora Peredo, de la posibilidad real de construir un Nuevo Nuevo León. Desconocen La Alianza, las goteras de la ciudad, aspiran a vivir en Valle Poniente, en las contaminadas calles de Santa Catarina. Ximena aferrada al cargo, pasó de ser la activista todo terreno a la funcionaria emproblemada por sus dichos infundados. Ese es su ocaso. La carta de membresía de los apostatas sociales. Sin poder mirarlos a los ojos. Mucho menos, a quien difamó al seguir la consigna de sus patrones, la familia Junco González de la Vega. sonico2@hotmail.com