Cuentan con el amparo de la justicia. Para no ser despedidos. Procesados. Su trabajo es ineficiente. Mienten con regularidad. Los tres representan lo mismo. La vieja política.
Félix Arratia, Ximena Peredo y Juan Ignacio Barragán carecen del elemental pundonor moral. Para ellos, sí, solo en el universo de ellos y de su patrón, Samuel García, dorar la píldora favorece a la desmemoria.
Félix, bravucón sin clase, los diputados y desde el gobierno federal, le tienen armado un expediente fantástico, para el 2024. Aún insista en colocarse como compañero de fórmula para el senado con la señora Mariana Rodríguez.
Ximena Peredo, la más frágil de los tres, su palabrería hueca, impresa por el grupo Reforma, a consigna de sus exeditores, trata de zafar de un pago por 20 millones de pesos, contra quien difamó en su manchada carrera periodística. Como activista social, ni su sombra la protege del descredito. Basta darse un paseo por las opiniones de los lectores, cada vez al mencionar su nombre.
Juan Ignacio Barragán peca de olvidadizo. Un día dice una sentencia optimista y a la siguiente, desata el terror apocalíptico. Desde el sillón de sus frustraciones falsea, lucra y demerita la única empresa descentralizada funcional de Nuevo León. Ya ni agua potable, para consumo humano, produce.
Los tres embusteros a pedido exprés del gobernador, primero talaron, luego, por arte de magia se incendió parte del lecho del río Santa Catarina teniendo el ejército de cámaras del C5, concluyendo con un desmonte nada inteligente y selectivo.
Hablan de beneficios, prevención para la sociedad. Faltan a la verdad. El agua, cuando llega con fuerza, se lleva todo. Incluso los árboles más enraizados. Así lo hizo con la aparecida virgen.
Fools gold. Charlatanes de feria. Piensan con impunidad llevarnos al baile. Si intentan colarse a las boletas en el 2024, amparados contra la justicia, recuérdelos.