sáb. Dic 21st, 2024

Como definición de la educación moral tenemos que es: la que inculca los hábitos de pensar y actuar que ayudan a las personas a convivir y trabajar juntas como familia, amigos, vecinos, comunidades y naciones.
Encontramos en la web algunos ejemplos de moral en la vida cotidiana estos pueden ser:

  1. Tratar a los demás como queremos ser tratados. …
  2. Comportarnos adecuadamente en público. …
  3. Ser solidarios con quien lo necesita. …
  4. Pagar las deudas. …
  5. Decir la verdad. …
  6. Respetar a las instituciones y autoridades. …
  7. Honrar a nuestros padres. …
  8. Tratar a todas las personas por igual…

Si vemos las formas de conveniencia social, que hoy prevalecen podemos entender que es la ausencia de educación moral la que rige las vidas de las nuevas generaciones.

Esta educación ha sido excluida en las familias, en el hogar es en dónde se aprende a tener una conducta y comportamiento humano, ya que la persona al contar con la inteligencia y voluntad debe aprender a dominar sus instintos y sus pasiones.
La mejor forma de respetar, es no dañar.
Si a los niños los necesitamos enseñar a comer, a caminar, a bañarse, a vestirse; se nos está olvidando qué también es un deber de todo padre y madre de familia enseñarlos a comportase.

Es urgente retomar la responsabilidad que hemos delegado a las escuelas, a los programas de televisión, al contenido en web etc. estos fomentan las relaciones individuales, e instintivas placenteras y a dejar de practicar las relaciones sanas, relaciones empaticas, solidarias, responsables… ya que la cultura de hoy en día, promueve vivir a capricho.

Se fomentan estilos de vida con frases como “vive y haz lo qué quieras” o la frase de san Agustín mal interpretada, “Ama y haz lo qué quieras” se olvida que en las confesiones de San Agustin reconoce una vida llena de egoísmo y vivida a placer a satisfacer la carne, con un alma vacía. Que a lo qué el santo se refería es a Amar es no dañar, es pensar en un nosotros cuando ya el estado de vida es con una pareja, en matrimonio; todo lo que haga el esposo impacta de manera positiva o negativa a la esposa y por consecuencia a los hijos.

Hagamos conciencia y un gran esfuerzo para retomar la práctica de la educación moral en nuestra propia vida y ser ejemplo para las vidas que impactamos, nuestro cónyuge, hijos, padres, hermanos, amigos y vecinos.

Podemos empezar con la regla de oro, “trata a los demás, cómo quieres que te traten” y sigamos con la regla de plata, “no hagas a los demás, lo que no quieres que te hagan”.

Luz María Ortiz Quintos
Instituto Nacional de Consultoría Familiar

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