De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Interesante se pone la disputa de la candidatura del Frente Amplio por México, donde todo parecía terso para la inminente nominación de Xóchitl Gálvez, pero contrario a ello surgió la figura de Beatriz Paredes.
Y es que la tlaxcalteca era relegada por los analistas que veían en la presencia de Beatriz a una política del pasado, con escaso futuro, haciendo de lado su experiencia de largas décadas.
El recuerdo de Beatriz era el del triste papel jugado en dos procesos electorales en la disputa por el gobierno del ahora desaparecido Distrito Federal, en el que quedó en segundo y tercer lugar, relegada por mucho de los ganadores.
Aquella Beatriz que impresionó en la década de los 70, con su aplomo, discurso y presencia que le permitió responder un informe presidencial en sus veintitantos años y luego convertirse en la persona que más informes de gobierno respondió, quedaba solamente en el recuerdo.
Fue la segunda mujer en lograr gobernar un estado (Griselda Álvarez fue la primera) y a sus escasos 35 años era una joven gobernante, la que después se convirtió en subsecretaria y embajadora en diversas naciones.
Toda esa experiencia cumulada se le reconocía, pero, se remontaba a un México distinto al actual y casi nadie confiaba en que se metería a la pelea por la candidatura presidencial del Frente formado por priistas, panistas y perredistas.
Legisladora por enésima ocasión, la tlaxcalteca enfrentaba una enfermedad que la había postrado en silla de ruedas, lo que, a decir de unos, la limitaba físicamente para emprender una campaña en busca de las firmas necesarias para registrarse en la contienda por la coordinación del Frente.
Cuando anunció su intención de competir, muchos se burlaron y la consideraron no apta para esas tareas, a pesar de ser de la misma edad del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Con quien en algún momento guardó relación cercana.
Se recuerda como en sus éxodos a la capital de la república, el hoy Presidente decidió descansar unos días en Tlaxcala, gobernado por Paredes, de quien recibió buenos tratos.
Tal vez, en recuerdo de eso, el Ejecutivo federal no ha dirigido sus ataques a la hoy senadora que confronta directamente a quien hizo explotar las redes con su anuncio de competir, la también senadora Xóchitl Gálvez.
Como Xóchitl. Beatriz también usa sus raíces indígenas para mostrarse y recurre al uso de huipiles y vestimentas tradicionales para rendir homenaje a la mexicanidad.
Beatriz quedó en segundo lugar en cuanto a las firmas recolectadas y aprovecha su mejor uso del discurso y mayor experiencia política para posicionarse y quedar dentro del grupo de tres personas que habrán de dirimir la candidatura del Frente a partir del próximo 16 de agosto y llegar a la elección del tres de septiembre.
Veremos quien, además de ellas dos se registra como finalista, aunque se advierte que la verdadera disputa será entre Xóchitl y Beatriz.
La hidalguense tiene la frescura de la espontaneidad, la chispa, la ocurrencia y lo contestataria que es con el Presidente López Obrador. La tlaxcalteca es prudente, educada, pero firme en su oratoria que es mejor que la de su adversaria. En realidad, los que acudan a votar dentro de las firmas recolectadas (cerca de dos millones de eventuales sufragantes) tienen dos expresiones, pero mujeres las dos, para decidir que es mejor, la prudencia o la ocurrencia.
En edades, hay una década de diferencia Beatriz tiene 70 y Xóchitl 60.
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