Rizpa pasó varias semanas espantando las aves de rapiña de los cuerpos colgados de sus hijos, y también de sus pensamientos.
Dios había ordenado que ningún condenado quedara colgado hasta llegar la noche, y el rey y su pueblo lo habían olvidado dejando a sus muertos sobre el árbol por varias semanas.
Ella se mantuvo firme y fiel a no permitir que la vergüenza la carcomiera como la deshonra lo había hecho con sus tiernos vástagos, que habían pagado las consecuencias de las malas decisiones de su padre muerto.
Entonces el rey conmovido recuperó la osamenta de Saúl, de su hijo Jonatán y de sus nietos y les dio una sepultura honorable, y su acción cambió todo, al grado que la lluvia que tenía más de 3 años de no caer, regó nuevamente la tierra.
Dios espera que tomemos decisiones como las de David que hacen justicia a sus escogidos. Dios espera que como Rizpa permanezcamos firmes ante las injusticias.
El día que usted y yo sepultemos la ofensa, las malas decisiones del pasado, la vergüenza y la memoria de las faltas, la tierra será regada, sanada y restaurada, y brotarán de ella los frutos del perdón abundantemente.
La tierra está herida de maldición porque seguimos exhibiendo nuestra vergüenza, seguimos exponiendo públicamente nuestras ofensas en lugar de resolverlas y dejarlas morir, como el grano, y sepultarlas para que sean transformadas en alimento para nuestras generaciones.
¿Se ha preguntado por qué no cosecha a pesar de sus esfuerzos? Revise los esqueletos que tiene colgados y sepúltelos honorablemente para siempre.
Reconozca la falta pero restaure lo que pasó, tal como nos pide Dios y vea cómo su vida y la de un pueblo entero va a cambiar.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
2 Samuel 21:10-14 | Malaquías 4:6 | Deuteronomio 21:22-23 | Juan 12:24
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