sáb. Sep 7th, 2024

Lorena Gurrola
Ayer un conocido de poco más de 90 años, me contó que se ha casado nueve veces, incluso, yo diría que está bastante listo para una décima, imaginen mi asombro, que yo con casi 40 y no llevo ningún matrimonio.
No supe qué decir, así que le pregunté ¿Estaban guapas? Refiriéndome claro, a sus ex esposas; continuó su relato comentando que jamás se había fijado en la apariencia, cuenta que, a él, lo que le atrae en una persona es su buen trato, que él siempre ha elegido a su pareja, por la manera en que se portan con él.
Preciosa me pareció la lección, y como toda enseñanza me la quiero llevar al terreno de lo político pensé ¿Por qué vemos con malos ojos a aquellos perfiles que cambian de partido como cambian de calzones? Hay una parte muy válida, si estas personas, al igual que el hombre de mi historia, alguna vez no se han sentido bien tratados en algún lado, y saben irse. Es decir, el buen trato a nuestra persona no es un favor que nos hacen, es la condición mínima indispensable para que estemos en un sitio, cualquiera que este sea.
Estamos tan aleccionados a buscar los “para siempre” que a veces ahí estamos, muy en contra de nosotros mismos, con un “casi algo”, en un noviazgo, matrimonio, en un trabajo, en un proyecto político, incluso cuando nos cierran puertas y nos han dicho de todas las formas posibles, que ya no nos quieren; y también, si no te aceptan más en un sitio, ¿tendrías que renunciar a tus sueños y a tu vocación tan solo por qué terminó tu historia ahí?
De ser así, ¿cómo es que nos parece bastante bien que los futbolistas pasen de un equipo a otro? ¿O qué los músicos cambien de sello discográfico, bailarines, colaboradores y productores?, cada tanto incluso para reinventarse o ¿Qué tal cuando dejan un grupo para convertirse en solistas?
No quise ser más invasiva y no le pregunté el motivo de sus divorcios, menos, luego de enterarme de que todas estas ex parejas ya no están con vida, me pareció apropiado no remover algo que pudiera ser doloroso con mis preguntas, por tanto, cuando veo a un político con nuevos colores y en un proyecto nuevo, tampoco pregunto qué pasó, pero supongo, que no fue algo bueno, de lo contrario no imaginaría el cierre de ese ciclo.
Yo misma hace tiempo que aprendí a marcharme, al estilo de un Carín León cuando canta “No es por acá”, eso sí, me gusta, como el resto de la rola de Carín afirmar que “en este perfil no rogamos” así como que aquí “siempre vuelven a pedir más”; es decir, también creo hay mejores formas de irse que otras, hacerlo respetuosamente siempre da un estilazo y deja lugar para que todas las puertas, si eso es lo que se desea, vuelvan a abrirse, ya que a veces solo pasa que no es el momento adecuado, y las pausas son necesarias.
Valoremos cada tanto pensar un poco en ello ¿Nos gusta en dónde estamos? Y si no, como señala aquel viejo proverbio, ¡a movernos, que no somos un árbol!; quién sabe, quizá siguiendo esa instrucción resulta que también nos podemos casar 9 veces, digo, para quien le interese el tip, y para mis amigos en la política, si pasado algún tiempo sigues ondeando banderas y pegando calcas, talvez es tiempo de empezar a convertirte en tu propio proyecto y apoyarte con más cariño, con el mismo con el que siempre estás dispuesto a apoyar a otros.

Por Admin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *