sáb. Sep 7th, 2024

Lic. Gerardo Guerrero
Nos dicen que debemos dedicar tiempo a nuestras necesidades mentales, emocionales, espirituales y físicas. ¿Pero quién tiene tiempo para eso en un mundo donde el estrés es la norma y donde la ansiedad nos devora día a día? ¿Quién puede permitirse el lujo de tomarse unos momentos cada día para calmar la mente cuando tenemos mil cosas que hacer y apenas tiempo para respirar?
¿Qué demonios significa vivir una vida plena? ¿Qué es eso de disfrutar cada momento como si fuera el último y enfrentar los desafíos con una sonrisa en el rostro? ¡Bah! ¿En serio? ¡No me hagan reír! Basta ya de esta retórica blandengue y melosa que nos venden como panacea para todos nuestros males. Esos clichés baratos no nos llevan a ninguna parte. La felicidad es un mito que nos venden para mantenernos conformes mientras el mundo se desmorona a nuestro alrededor. La vida no es solo una colección de momentos felices y simples. ¡La vida es una mierda! Estamos sumidos en una sociedad que nos consume, nos exprime y nos deja vacíos.
¿Qué hay de aquellos que están luchando por salir adelante todos los días? ¿Qué pasa con aquellos que no tienen la suerte de disfrutar de “experiencias simples y auténticas” porque están atrapados en un ciclo de pobreza y desesperación? ¿Qué tal si tienes que preocuparte por cómo pagar las facturas y mantener a tu familia a flote? ¿Qué pasa cuando tienes que trabajar dos o tres empleos para tratar de llegar a fin de mes? ¿Qué hay de aquellos que están solos en el mundo y no tienen a nadie en quien confiar? ¡Para muchos, la soledad es su única compañía! ¿Qué pasa si el desafío es perder tu trabajo o lidiar con una enfermedad grave? ¡Los desafíos no se enfrentan con sonrisas, se enfrentan con trabajo duro y estrategia!
¿Qué es todo este alboroto sobre la vida siendo un regalo y un fluir constante de momentos felices? ¿Acaso vivimos en un mundo de fantasía? ¡Que ilusos son! Dejemos de lado las tonterías y trivialidades que nos distraen de lo que realmente importa. Permítanme contarles la cruda verdad: La vida es dura, es un campo de batalla, es una montaña rusa de caos y contradicciones.
¿Acaso piensan que todos tienen las mismas oportunidades? La vida es una sucesión interminable de injusticias, desigualdades y decepciones. A veces la vida te golpea tan duro que ni siquiera puedes levantarte. Vivimos en un mundo donde el sistema nos oprime y el sufrimiento es moneda corriente. Porque la realidad es que el sistema está diseñado para favorecer a unos pocos privilegiados, no todo el mundo tiene las mismas oportunidades ni el mismo acceso a recursos. ¿Cuál es el punto cuando el sistema te está pisoteando constantemente?
¿Cómo pueden simplemente pasar por alto el dolor y la angustia, las injusticias sociales, la destrucción del medio ambiente y el sufrimiento de millones? Es hora de despertar del letargo. ¡Abran los ojos! Es momento de enfrentar los problemas de frente. Es el tiempo de producir un cambio real. Sacúdanse la apatía y enfrenten la realidad. Deberíamos estar luchando por un mundo más justo, más equitativo, donde todos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y esperanza. Necesitamos acción, necesitamos cambio. Porque eso, mis amigos, es la verdadera vida.
En última instancia, este llamado a la acción nos desafía a mirar más allá de las ilusiones, a rechazar la falsa promesa de una felicidad superficial y enfrentar la verdad cruda de nuestro mundo, es decir, las arbitrariedades, los abusos y desigualdades que nos rodean. Nos insta a abandonar la complacencia, a tener una postura crítica, a levantar la voz contra la injusticia, a comprometernos con la construcción de un futuro más homogéneo e imparcial para todos, y a trabajar incansablemente por un mundo donde cada individuo tenga la posibilidad de vivir una vida honorable, respetable y decorosa, llena de esperanza, donde la igualdad y la dignidad sean la norma, no la excepción. Es hora de dejar de buscar la felicidad en lugares equivocados y empezar a colaborar unidos para crear un mundo donde todos puedan prosperar y encontrar verdadera plenitud.
Es importante recordar que no hay una única forma de construir un mundo mejor. Cada persona puede contribuir de diferentes maneras, desde su propio contexto y con sus propias capacidades. Lo importante es tomar acción y empezar a construir un mundo más justo, equitativo y sostenible para todos.

Por Admin

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