vie. Jul 26th, 2024

Cosas del Tony

Por: Antonio Sánchez R.

Hace algunas décadas, cuando la oposición era sólo una caricatura, un remedo de lo que se pretendía frente a la poderosa maquinaria dirigida desde el mismísimo poder central, la frase “Carro Completo” se manifestaba cada tres o seis años, en época electoral, para determinar que la totalidad de los escaños federales, locales, las presidencias municipales, las gubernaturas y, obviamente, la presidencia de la república, quedarían en manos de los candidatos de un solo partido: el PRI.

Allá por los años 60’s y 70’s del Siglo XX parecía imposible tumbar del “caballo de la revolución” al partido hecho gobierno, al partido omnipotente y omnipresente; todo giraba en torno a dicha institución política y cuando la antes mencionada oposición conseguía “ganar” algo, no era porque precisamente lo hubiesen obtenido en las urnas, sino porque se lo habían concedido mediante algún acuerdo. Los “pleitos” estaban previamente arreglados.

De ahí que en el año de 1990, durante una convención de intelectuales latinoamericanos y europeos, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, aludiendo al poder detentado por el también llamado “partidazo”, dijo que en México se tenía una “Dictadura Perfecta”. Muchos aplaudieron tal calificativo, mientras otros se sintieron agredidos. Pero la genialidad del escritor quedó de manifiesto y años después, sus palabras fueron llevadas a la pantalla “grande”, al cine, en una producción que recrea parciamente aquellos tiempos.

No hace mucho, el mismo escritor peruano manifestó que “el sacrificio de los cubanos, venezolanos y nicaragüenses, ha servido para mostrarnos muy de cerca la verdadera cara del socialismo, que no es el paraíso traído a la tierra, sino la tierra convertida en un infierno”. Lógicamente que los fanáticos izquierdosos se le fueron a la yugular y trataron de manchar su nombre, pero Vargas Llosa es, ya de suyo, una prominente figura de la literatura mundial, pero sobre todo, es una persona que tiene todo el derecho a decir lo que piensa y siente, aunque les duelan las verdades.

Pues bien, tras todo lo que ha ocurrido en los años pasados y en los más recientes, tal pareciera que desde la mismísima presidencia de la república se está buscando volver al pasado, regresar a aquellos tiempos del “Carro Completo”, a volver a consolidar una “Dictadura Perfecta” y con una dictadura de partido y, al final de cuentas, con un dictador que, tras bambalinas, jalaría los hilos para mover a sus marionetas a su antojo.

Después de la primera mitad de la década de los 70’s, nuestro país empezó a registrar un lento avance en el crecimiento de a oposición, gracias a las reformas que en materia electoral se empezaron a gestar desde la oficina de la presidencia de la república. Los escaños fueron poco a poco ocupados por representantes de otros partidos, hasta que se consiguió que en los congresos hubiese lo que manejó como el contrapeso ante las decisiones del presidente o gobernador en turno.

La oposición creció tanto, que finalmente consiguió echar del poder al partido que había gobernado durante muchas décadas, con sus consabidas “trasformaciones” y por si ustedes no lo saben, se dice que estamos viviendo precisamente la Cuarta Transformación, a saber:

La primera, en 1929, cuando el Partido Nacional Revolucionario o PNR, reúne a los diferentes partidos minoritarios para formar uno sólo, fuerte, sólido; la segunda, en 1938 al cambiar de nombre y adoptar el de Partido de la Revolución Mexicana o PRM. Posteriormente vendría, en 1946 otro cambio de siglas para transformarse en el PRI, que aún existe, pero del que se dice que está en proceso de apropiarse, en su cuarta transformación, del partido en el poder. Si no lo creen, nada más haga un recuento de quienes ocupan los principales cargos en el gobierno y las gubernaturas que han obtenido, para caer en la conclusión de que más del 85 por ciento de Morena, es priísta…

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