Gerson Gómez Salas
Al caer la tarde caminan los sedientos. Llevan en sus canastillas, en sus diablitos o a mano limpia, los garrafones de agua.
Van rumbo al expendio de las purificadoras. Las máquinas no devuelven cambio. Pagar en exacto. Las familias ya no beben de la llave. El derecho humano a agua potable lleva tres años suspendidos.
Por los conductos y las llaves el liquido solo sirve para lavar la loza, darse una ducha rápida y juntar en los tambos de 200 litros para el sanitario.
Quienes saben de los datos duros hablan de la sequia a partir del día 3 de junio. Después del conteo de los votos. Al conocer a los ganadores de las alcaldías, las diputaciones locales y federales hasta los nuevos senadores.
El servicio de Agua y Drenaje de Monterrey, la empresa estatal descentralizada, incrementa los costos del servicio muy por encima de la inflación. Incluso cuando el consumo esta racionalizado o al tandeo.
La panacea norestense de la abundancia laboral topa con el muro de la aridez. Quienes construyen las torres habitacionales deben potenciar las bombas de extracción, para llevar hasta el último piso algunas líneas de agua.
Samuel García y Juan Ignacio Barragán, gobernador y director de AYD, venden espejismos de convertir la presa de la boca en zona de deportes acuáticos.
En Santa Catarina, por trienios les han ofrecido volver a construir las albercas publicas en la zona de la Huasteca.
Cintermex, zona de turismo alimentado por los ojos de Santa Lucía, agrandarlo en comunidad acuática para la zona conurbada de Monterrey.
Al sur de la ciudad, en zona privilegiada por la naturaleza, los pozos al servicio de AYD, están contaminados con heces fecales. Así enferman los residentes.
El oasis imaginario va a estallar pronto. La crisis con su costo, lo pagaremos con creces.