Doy gracias a Dios por cada persona que ha puesto en mi vida para ayudarme a entender mejor todo lo que sucede, pero debo reconocer que el lugar donde he encontrado más empatía y me he sentido más identificada con las emociones y situaciones más crudas es en la Biblia.
Cada vez que la leo me encuentro con alguna persona que vivió esas emociones contradictorias y hasta vergonzosas de explicar, pero al mismo tiempo, veo el carácter de Dios ofreciéndole ayuda, haciendo misericordia aun en sus momentos oscuros y perdonando sus errores para ofrecerle un futuro y una esperanza.
La Biblia no termina con el juicio de Dios, sino con un glorioso reencuentro con los que creyeron y resistieron siguiendo por fe las enseñanzas de Jesús, donde ya no duele nada, ni hay lágrimas, donde no hay ansiedad ni miedo, donde todo está perdonado y hay alegría y paz.
Si sientes que nadie te entiende y no saben por lo que estás pasando, léela, descubrirás que hay alguien que sí.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Salmos 119:105
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