Raúl Guajardo Cantú
Desde nuestra perspectiva, y algunos analistas en el ámbito nacional coinciden con nosotros, uno de los aspectos más importantes para Nuevo León y para México, consiste en que nuestro estado crezca más de lo que hasta ahora lo ha hecho por la importancia que tiene en la economía del país.
Pero el crecimiento de cualquier estado o región del país, tiene que ver con las condiciones de diversa índole que en esta existan, como es el caso de la infraestructura física y humana necesaria para que la economía funcione como debe hacerlo.
Nuevo León ha sido un estado receptor de inversiones desde hace años, lo sigue siendo a pesar de que la infraestructura hoy parece insuficiente o limitada para impulsar un crecimiento mayor.
Pero, independientemente de la infraestructura física y humana, existe un factor que impacta sobre manera en el crecimiento económico, aunque en ocasiones no se le dimensiona en su correcta magnitud: la seguridad.
Por su ubicación geográfica, Nuevo León es paso casi obligado hacia el mercado más grande del mundo, los Estados Unidos, en específico hacia Texas, una de las economías más importantes dentro de la Unión Americana.
Por ello preocupa la ola de violencia que a últimas fechas se ha presentado en nuestro estado, pareciera que estamos volviendo a ubicarnos en niveles similares a la violencia que vivimos hace 12 años, durante el gobierno de Rodrigo Medina.
El punto que nos interesa destacar, consiste en que si bien nuestro estado durante mucho tiempo fue considerado como una especie de santuario en el cual muchos integrantes de la DO vivían en la entidad pero no permitían que se “trabajara” aquí, hoy las cosas parecen estar cambiando.
Quizá sea tiempo de vernos reflejados en el espejo en que se ha convertido el vecino estado de Tamaulipas, en el cual hoy el avance del crimen organizado es de tal magnitud, que al parecer ya no solo exigen derecho de piso, sino que intentan hacerse con la información interna de las empresas, lo cual les permitiría ampliar sus actividades en muchos sentidos.
El reciente cierre de 200 establecimientos de Oxxo en Nuevo Laredo, nos da una idea de lo que puede suceder aquí si no se detiene el avance de la inseguridad. En Nuevo León no son ajenas las actividades de extorsión y cobro de piso, solo que parece que el nivel no ha llegado a rebasar ciertos límites.
Este impuesto de la DO a los particulares se ha aplicado más que nada a pequeños comercios, a actividades principalmente de la economía informal, pero no ha escalado hasta llegar a lo que está sucediendo en Nuevo Laredo.
Sin embargo, si no se pone un freno a la situación que hoy vivimos aquí, no nos extrañe que en algún tiempo la inseguridad crezca de tal forma que llegue a afectar el crecimiento económico estatal.
Consideramos que en eso deberían estar pensando los distintos niveles de gobierno y los poderes estatales, más que en mantener sus cotos de poder, los cuales, al final de cuentas, pueden perder también en manos de la DO.