“Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”.
Hace tiempo leíamos con nuestros hijos este salmo y esta porción tocó mi alma. ¿Te has sentido como que sales de un abismo para entrar a otro? Un problema tras otro, una calamidad a la vuelta de la esquina, llámala como quieras. ¿Sientes que la oscuridad te rodea, que te ahogas, que no terminas de salir de una cosa para entrar a otra?
Pues el Señor me recordaba que entre un abismo y otro, Él va a enviar sobre mí, no un chorrito de ayuda, sino una cascada de bendición.
Porque la bendición de Dios no fluye a cuentagotas sino en ¡torrente! Va a ser tan grande que vas a abrumar y vas a creer que te ahogas pero no, es para llenar ese abismo y todos por los que has pasado, y para que con SU AGUA VIVA subas de ese hoyo y salgas de Él con Su ayuda.
Esas ondas y olas que siente sobre ti no es más que el amor de Dios que se desborda como un río y cae como una catarata sobre ti. Es tiempo de dejar de luchar, hoy solo déjate llevar en las corrientes del río de Dios.
La oscuridad sirve para recordarnos que Cristo ha puesto en nosotros la luz.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Salmos 42:7
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