sáb. Dic 14th, 2024

De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún

Con antelación, la hoy Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, advirtió sobre el proceso electoral en que competía “este arroz ya se coció”.

El alarde de confianza no gustó en el plano opositor y aunque saltaron críticas contra la entonces candidata de MORENA y aliados, la sentencia se cumplió en las urnas el dos de junio pasado.

Por eso solamente era cuestión de tiempo para conseguir que las bancadas de la 4T llegaran a la mayoría calificada.

En la Cámara de Diputados ocurrió desde un principio, en el Senado de la República les faltaban tres, los que ya se integraron y ahora hasta les sobran los que anhelan estar dentro de la confortable mayoría.

¿Qué sigue? Los planes del nuevo gobierno están marcados por su antecesor que dejó las reglas escritas de los cambios que se requieren para alcanzar los rangos pretendidos.

Con esa mayoría calificada en el Congreso de la Unión, los miembros de esa alianza podrán hacer todo lo imaginable y hasta lo que algunos consideraban como imposibles.

Iniciarán con las reformas constitucionales anunciadas por el Presidente López Obrador el pasado cinco de febrero, en ocasión del festejo de la Constitución mexicana vigente, la de 1917, aunque esta ha sido modificada mediante 256 reformas constitucionales a su texto original.

Para reformar la Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos se requiere de las dos terceras partes en ambas cámaras del Congreso de la Unión, algo que no sucedía desde la legislatura LVI en que fue la última que los priistas tuvieron mayoría calificada y fue la encargada de desaparecer la Suprema Corte de Justicia y recortar a once nuevos ministros el número de integrantes.

Ahora los nuevos padres de la patria podrán hacer las modificaciones que quieran, entre las que se encuentran la elección de jueces, magistrados y ministros de la Corte. Desaparecer a los plurinominales y reducir el número de integrantes de las dos cámaras, la de Senadores y la de Diputados. A la primera le reducirán 32 escaños y a la otra le desaparecerán las 200 plurinominales.

Como antaño desde 1930 a 1994, con excepción de la LIV legislatura, la de 1988, habrá un partido dominante en el Congreso de la Unión, aunque ahora está conformada por una alianza, manteniendo a MORENA como eje y pivote.

Dos reformas que no gustaron a muchos se realizaron en la LV legislatura con mayoría calificada priista, la conclusión del reparto de tierras, modificando el sistema de propiedad ejidal y el establecimiento de relaciones entre México y el estado Vaticano.

Ahora los legisladores de la 4T podrán realizar los cambios constitucionales que la Presidenta de México sacar los pendientes que no pudo el actual Presidente López Obrador, a partir del primero de diciembre en que asumen sus funciones.

¿HABRA DESAFUEROS?

Los desafueros de legisladores son una constante preocupación entre los diputados y senadores de oposición que se mantendrán con la soga al cuello, especialmente aquellos que buscaron la protección del fuero para estar salvados de cualquier cuestionamiento y que ahora serán presa de sus adversarios.

Quien evita ese trámite es el senador de MORENA, Javier Corral Jurado, con orden de aprehensión vigente en Chihuahua y quien queda blindado por la mayoría y por el fuero que le otorga la Constitución.

Y ahora, a toro pasado, dicen cuánta razón tenía Claudia Sheinbaum cuando dijo, este arroz ya se coció.

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No había dudas de que los dos senadores de primera minoría del PRD se pasarían de forma acelerada a MORENA. Hay quienes hablan de una cifra de dos dígitos como compensación a su ideología y convicción flexible.
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