Por Gerardo Guerrero
En el transcurso de más de cuatro décadas, México ha vivido profundas transformaciones políticas, sociales y económicas, marcadas por los diferentes enfoques de gobierno que cada administración presidencial ha puesto en práctica. Desde la presidencia de José López Portillo hasta el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el país ha experimentado épocas de crecimiento, crisis económicas, reformas estructurales, escándalos de corrupción y políticas de austeridad. En este análisis, exploramos y evaluamos el impacto de cada sexenio, basándonos en los indicadores clave de crecimiento económico, deuda, inflación, desempleo y bienestar social.
José López Portillo (1976-1982): La bonanza petrolera y el colapso
El sexenio de José López Portillo inició con una inyección de optimismo gracias al descubrimiento de vastos yacimientos petroleros. La administración apostó fuertemente por el petróleo como motor del crecimiento, logrando un crecimiento anual promedio del PIB cercano al 6.4%. Sin embargo, esta dependencia del petróleo trajo consigo graves consecuencias. López Portillo impulsó un modelo económico basado en un alto endeudamiento para financiar grandes proyectos de infraestructura, apoyándose en la expectativa de precios internacionales del crudo favorables. Pero cuando los precios del petróleo colapsaron en 1981, la economía mexicana se derrumbó con ellos.
La deuda externa se disparó de 20,000 millones a 87,000 millones de dólares, lo que junto con la crisis fiscal, provocó una inflación sin precedentes que llegó al 98.8% en 1982. En un intento por evitar el caos financiero, el gobierno nacionalizó la banca, medida que tuvo profundas repercusiones en la confianza del sector privado y en la estabilidad económica. López Portillo cerró su sexenio con una de las peores crisis económicas de la historia reciente, dejando al país sumido en la deuda y con la necesidad urgente de un rescate financiero.
La era de López Portillo pasó de la euforia a la desesperación, con una crisis devastadora que marcaría las décadas posteriores. Su mandato será recordado, entre otras cosas, por la célebre frase con la que prometió “defender el peso como perro”, que encapsuló la magnitud de su fracaso final.
Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988): Inicio del Neoliberalismo y el estancamiento
Miguel de la Madrid asumió la presidencia en uno de los momentos más críticos de la economía mexicana. El país estaba al borde de la quiebra, y la inflación había alcanzado niveles descontrolados. Su administración respondió con políticas de austeridad extrema y las primeras reformas neoliberales, buscando abrir el país al libre comercio y reducir el papel del Estado en la economía. De la Madrid promovió la reducción del gasto público, la devaluación del peso y el aumento de impuestos, medidas que, aunque estabilizaron parcialmente la situación, sumieron a la economía en un estancamiento profundo.
La devaluación del peso y la recesión global agravaron la situación, y la deuda externa alcanzó los 107,000 millones de dólares. El crecimiento del PIB durante su sexenio fue marginal, con un promedio anual de apenas 0.3%. Además, la inflación alcanzó su punto más alto en 1987 con un récord de 159.2%. Aunque el país evitó el colapso total, el costo social fue elevado, con niveles alarmantes de pobreza y desempleo, y un deterioro en la calidad de vida.
De la Madrid estabilizó la economía a un gran costo social, introduciendo el modelo neoliberal en México, pero su sexenio se caracterizó por el estancamiento económico y una inflación fuera de control.
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): Reformas estructurales, crecimiento, privatización y la Crisis del “Error de Diciembre”
Carlos Salinas de Gortari llegó al poder en un momento de optimismo renovado, impulsando una agenda de reformas que cambiarían profundamente la estructura económica del país. Su sexenio fue testigo de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la privatización de empresas estatales como Telmex y la apertura de sectores clave a la inversión privada. Estas reformas estructurales estimularon el crecimiento económico, alcanzando un promedio de 3.9%, y lograron una reducción significativa de la inflación a niveles manejables (7.05%).
Sin embargo, al final de su mandato, una serie de desequilibrios financieros y errores en la política económica llevaron a la crisis financiera de 1994, conocida como el “Error de Diciembre”. La deuda externa continuó creciendo, y la devaluación del peso provocó una crisis de confianza que afectó gravemente a la economía mexicana.
El sexenio de Salinas de Gortari fue un periodo de grandes reformas y crecimiento, pero también de profundas contradicciones que culminaron en una de las crisis financieras más graves de la historia del país. No obstante, es importante subrayar que el “Error de Diciembre” ocurrió después de que Salinas de Gortari dejara el poder. Si bien sus políticas contribuyeron a las condiciones que llevaron a la crisis, la decisión de devaluar el peso fue tomada por el equipo de Zedillo, lo que agravó la situación.
Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000): Recuperación post-crisis y estabilidad económica
Ernesto Zedillo asumió la presidencia en un contexto de caos económico derivado de la crisis del “Error de Diciembre”. A través de medidas de emergencia, Zedillo logró estabilizar la economía y recuperar la confianza en los mercados financieros. Su administración implementó políticas que llevaron a un crecimiento económico promedio del 3.26%, reduciendo la inflación y estabilizando el tipo de cambio. Uno de sus mayores logros fue la consolidación de la independencia del Banco de México, lo que ayudó a controlar la inflación, que se mantuvo en niveles moderados (12.3%).
Zedillo también supervisó un proceso de democratización que incluyó reformas electorales que pavimentaron el camino para la alternancia política en 2000, con la victoria de Vicente Fox.
Zedillo es recordado como el presidente que rescató la economía mexicana tras la crisis de 1994, estabilizando al país y sentando las bases para un crecimiento sostenido en los años siguientes.
Vicente Fox Quesada (2000-2006): Continuidad y estabilidad sin Reformas
Vicente Fox, el primer presidente de la oposición (PAN) en más de 70 años, inició su gobierno con grandes expectativas de cambio. Sin embargo, a pesar de mantener la estabilidad económica con un crecimiento moderado del 1.94% y una inflación controlada al 4.5%, su sexenio careció de reformas estructurales significativas. Su enfoque fue mantener la continuidad de las políticas neoliberales que heredó, pero los obstáculos políticos y la falta de apoyo legislativo le impidieron implementar las grandes transformaciones que prometió durante su campaña.
El superávit en la balanza comercial durante su último año de gobierno es uno de los puntos positivos de su administración.
Fox mantuvo la estabilidad económica y logró avances importantes en política exterior, pero su mandato fue percibido como una oportunidad perdida para realizar las reformas que el país necesitaba.
El expresidente acuñó la famosa frase: “Alimañas, chinches bravas, tepocatas y víboras prietas”, aludiendo a los corruptos y a aquellos que obstaculizaban el progreso del país, reflejando así su deseo de limpiar la política mexicana de malas prácticas.
Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012): Crisis global y guerra contra el narcotráfico
El sexenio de Felipe Calderón estuvo marcado por dos grandes desafíos: la crisis financiera global de 2008 y la escalada de violencia derivada de su “guerra contra el narcotráfico”. Aunque la economía mexicana creció a un ritmo moderado (1.9%), la deuda externa pasó de 28.2% al 35.6% del PIB; el impacto de la crisis financiera internacional afectó severamente al país, lo que provocó un aumento en la deuda pública y en la tasa de desempleo, que llegó al 5.2%. A pesar de la difícil coyuntura económica, México logró una recuperación relativamente rápida en comparación con otros países de la región.
Sin embargo, el principal legado de Calderón fue la militarización de la lucha contra el crimen organizado, lo que desencadenó una ola de violencia que continúa afectando al país hasta hoy.
Aunque Calderón manejó con éxito la crisis financiera global, su sexenio quedó marcado por el aumento de la violencia y la inseguridad.
Enrique Peña Nieto (2012-2018): Reformas estructurales, la sombra de la corrupción y escándalos
El sexenio de Enrique Peña Nieto comenzó con grandes expectativas gracias a un ambicioso paquete de reformas estructurales, que incluyó la apertura del sector energético a la inversión privada, una reforma educativa y la reforma en telecomunicaciones. Estas iniciativas modernizaron algunos sectores de la economía, pero el crecimiento del PIB fue modesto (2.4%) y la deuda pública creció considerablemente, subió del 35.6% al 43.6% del PIB.
La administración de Peña Nieto también estuvo plagada de escándalos de corrupción, lo que deterioró gravemente su imagen pública y la confianza en las instituciones.
Aunque logró reformas significativas, el legado de Peña Nieto quedó empañado por la corrupción y la percepción de que las reformas no mejoraron de manera tangible la vida de los mexicanos.
Andrés Manuel López Obrador (2018-2024): Austeridad, programas sociales y la pandemia
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó al poder con una agenda centrada en la austeridad republicana, la lucha contra la corrupción y la expansión de los programas sociales. Sin embargo, su sexenio ha sido profundamente marcado por la pandemia de COVID-19, que provocó una contracción económica sin precedentes. El crecimiento del PIB ha sido bajo (~0.2%) y la deuda pública ha aumentado al 48.8% del PIB, impulsada en parte por la necesidad de financiar programas sociales y atender las consecuencias de la pandemia.
A pesar de las críticas a su manejo de la economía, AMLO ha mantenido una política fiscal conservadora, evitando incrementos significativos en la deuda externa y defendiendo la estabilidad de las finanzas públicas. Su administración ha sido polarizadora, con fuertes defensores y críticos, pero su enfoque en la redistribución social y la austeridad ha mantenido altos niveles de aprobación.
López Obrador ha mantenido una política de austeridad mientras lidia con los efectos devastadores de la pandemia, aunque el crecimiento económico ha sido limitado.
Un Viaje de altibajos
La trayectoria económica de México desde López Portillo hasta López Obrador refleja un país en constante búsqueda de estabilidad y crecimiento. A lo largo de los años, la relación entre el PIB y la deuda externa ha sido compleja, influenciada por decisiones políticas, crisis globales y cambios en la dinámica interna. Si bien algunos presidentes han logrado gestionar crisis y estabilizar la economía, otros han dejado legados mixtos que han afectado la confianza en las instituciones.
En varios sexenios, los presidentes han comenzado sus mandatos con una visión ambiciosa de cambio y desarrollo, pero las limitaciones estructurales del país, la falta de consensos políticos o las crisis externas han truncado en parte estos proyectos; y si bien ha habido importantes avances en la modernización económica y la estabilidad política, el costo social y la lucha contra la corrupción y la inseguridad siguen siendo dinámicas recurrentes en los sexenios presidenciale.
A medida que México avanza, las lecciones del pasado se vuelven más relevantes. La necesidad de reformas estructurales que vayan más allá de las coyunturas inmediatas, así como un enfoque equilibrado que contemple tanto el crecimiento económico como la sostenibilidad de la deuda se vuelve crucial para enfrentar los desafíos futuros. En un país donde la historia económica se entrelaza con la política y la sociedad, el camino hacia un futuro próspero dependerá de decisiones bien fundamentadas y de una gobernanza responsable que priorice el bienestar de todos los mexicanos.
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