mar. Dic 10th, 2024

Óscar Tamez Rodríguez

El martes se cerraron las elecciones presidenciales y de poder legislativo en los EUA; como se veía venir gana Donald Trump, el republicano que pone a muchos mexicanos con los pelos de punta.

Debemos agradecer a Trump que unificó a políticos, analistas y opinadores mexicanos, todos (generalizando) en su contra y asustados por su triunfo en las urnas.

Variadas y múltiples explicaciones he leído, visto y escuchado sobre las razones por las cuales triunfó el ultra conservador republicano. Ninguna de ellas se centra en entender que quienes votaron viven en EUA y ponderan su interés y no el interés nuestro, así sean descendientes de mexicanos o inmigrantes residentes en ese país.

Muchos latinos y afro votaron uninominal y en votos electorales por Trump porque simplemente les pareció la mejor opción de entre las tres posibles.

Algunos dicen que fue porque la demócrata no terminó de conectar, otros, porque se subió muy tarde a la contienda, unos más aseguran es por la crisis económica o por las políticas de izquierda en Kamala Harris y mil explicaciones más.

En lo personal considero que votaron bajo tres circunstancias: el candidato ultra conservador, la ignorancia y una campaña populista, las tres razones lógicas y al menos dos de ellas peligrosas en cualquier tipo y circunstancia electoral del mundo.

Son múltiples las voces que acusan de conservador radical o extremo a Trump, incluso los defensores de los partidos opositores a la 4T; así que… ¡Termino por no entender! Lo primero está en definir qué es ultra conservador para saber si los electores votaron en consciencia.

Recordemos que en la actualidad las ideologías se dividen en liberales e igualitarios, a ellos agreguemos los estatistas con dotes de autoritarios. Trump no es igualitarista, por tanto no es de izquierda, lo que le ubica en el cuadrante de los liberales, sí, esos que defienden valores tradicionales, las libertades individuales y las económicas; si en esta concepción es ultra conservador, pues entonces, los electores de EUA están diciendo al mundo que desean dar un giro a la recomposición familiar y al retorno de valores sociales y axiológicos fuertes, así se rasguen las vestiduras los defensores de las “diversas diversidades”, finalmente son libres de elegir, ¿O no?

Desde mi personal perspectiva, millones de votantes sufragaron en ignorancia, en enojo con el sistema y más por la mediatización de la política que por las propuestas de gobierno, esto nos lleva a creer que no votaron por un ultra derechista sino por el más popular, lo cual nos sitúa en terreno del populismo.

Trump es un populista, sí, esa especie de políticos en extremo peligrosos porque casi la totalidad de los populistas son autócratas, déspotas y manipuladores. En esta cualidad, es semejante a López Obrador, otro populista.

Trump es de extrema derecha y López de extrema izquierda soviética, es decir extremo estatista. En teoría ambos son radicalmente opuestos, sin embargo, sus campañas y actuares son muy similares; incluso al ser derrotados electoralmente ambos mandaron al carajo a las instituciones.

En vez de apanicarnos, deberíamos reflexionar qué llevó a los electores a optar por una opción con perfil de populismo, ¿será acaso que los electores vecinos son tan incultos en materia de democracia como nosotros?

Antes de avanzar en si hay motivos para asustarnos, deberíamos entender la filosofía “trumpista” y saber si eso quiere el electorado o en todo caso, los populismos están rebasando la democracia ante la ineficacia de ésta en los regímenes republicanos modernos.

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