Jacob luchó con Dios y aprendió a caminar apoyándose en Él.
Así como su nombre cambió a Israel, su futuro también había sido cambiado. Ahora era necesario conservarlo, porque recibir una herencia y retenerla son tareas distintas.
Él tenía una familia y una herencia escogida qué cuidar. Igual tú.
El camino del Señor es perfecto, y si encuentras un obstáculo, no pertenece al camino, así que hay que quitarlo -por más lindo que parezca-.
Junto al Camino puede haber atracciones que en realidad son distracciones, son producto de bandidos y saqueadores que buscan detenerte para robarte, matarte y destruirte. No es broma.
Toma una decisión y pide al Espíritu Santo que te muestre todas las distracciones que hay en tu caminar con Cristo y en el de tu familia; sácalas de tu vida, deja que Cristo limpie todo rastro de ellas y te ponga nuevas vestiduras.
Si tú quieres cambiar, toma la decisión ahora mismo de seguir a Cristo, arrepiéntete y acéptalo como tu Señor y Salvador. Si tú eres jefe de familia, tienes autoridad para guiar a tus hijos a Él para preservar sus vidas.
Si así lo han decidido tú y tu familia, ahora están unidos a Cristo, son una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta su antigua manera de vivir, sino que los ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios.
Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.
Ahora no sólo tu futuro, sino el de toda tu familia ha cambiado y la herencia se ha multiplicado.
Dios te ha bendecido. Comparte Su Palabra con alguien más.
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
Juan 10:10, 14:12-17 | Hechos 1:8 | 2 Corintios 5:17
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