En los últimos años, un tema que no puede faltar en cualquier mujer que aspire a un cargo público es su apoyo a las causas en favor de las mujeres. Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum, al tomar posesión, manifestó que todas las mujeres habían llegado al poder.
Sin embargo, esta última semana quedó demostrado que la frase es solamente un cliché, durante la sesión de la Cámara de Diputados para atender la solicitud de la Fiscalía del Estado de Morelos para retirar el fuero constitucional al diputado Cuauhtémoc Blanco, ante una denuncia que existe en la misma por intento de violación de una pariente cercana. Ya que, a pesar de que la mayoría de la Cámara está integrada por personas del sexo femenino, todas ellas “comprometidas” con las causas feministas, se resolvió la no procedencia de la solicitud de desafuero, argumentando una integración indebida del expediente por parte de la Fiscalía.
Hay que recordar que atender en forma positiva la solicitud no implica una declaración de culpabilidad, sino permitir que el acusado sea juzgado como cualquier ciudadano.
Ha habido quejas de las propias legisladoras cuando alguna resolución judicial no contempla la perspectiva de género; sin embargo, ahora que tuvieron la oportunidad de aplicarla en su propia Cámara, la desecharon, para no hablar del circo en que convirtieron el recinto.
En el caso de Nuevo León, hay una diputada de larga carrera, Marcela Guerra Castillo, que siempre ha presumido su compromiso con las luchas de las mujeres, que en esta ocasión apoyó al acusado, utilizando un tecnicismo que no le correspondía analizar a la Cámara, sino al juez que le toque resolver el expediente, por lo que nos sentimos especialmente decepcionados por su voto.
Han dejado claro que ser mujer en el poder no siempre significa estar del lado de las mujeres. Nos toca ver sus actos, exigir coherencia y votar con memoria.