La codicia es el deseo de alcanzar y obtener algo, y la avaricia añade la necesidad obsesiva de tener y acumular riquezas.
Los que quieren enriquecerse caen en la tentación como en una trampa, y se vuelven esclavos de sus motivaciones. Empiezan a tener deseos descabellados que los perjudican ¡eso los hunde en la ruina total!, le dice Pablo a su discípulo Timoteo.
¿Cuántos casos de personas hemos conocido que se pierden persiguiendo el dinero y/o acumulándolo?
Pensamos en drogas, prostitución, narcotráfico, violencia, corrupción como los caminos más horrendos, pero aquél que ha perdido a su familia por trabajar excesivamente? O la que perdió el sustento en las maquinitas de los casinos? O tal vez el que se quedó sin amigos verdaderos por ser presuntuoso?
El Señor le advierte a Caín sobre el pecado antes de que éste (el pecado) lo atrape: ¡siempre está al asecho y te codicia, pero tú debes dominarlo! (Génesis 4:7)
No es Dios el que está conspirando ni esperando ver que caigas, es el peso del pecado el que cae sobre ti y te hunde en la destrucción.
Toda la Escritura está diseñada para que te cuides de este gran mal, ¡Dios nos está previniendo porque el pecado lleva a la destrucción y muerte!
Y si ya has caído en las garras del pecado, Él nos da la salida, Jesucristo lo venció y puede rescatarnos de la perdición.
Aceptar a Jesús como Señor y Salvador nos da un espíritu de poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7) para que cuando el pecado quiera alcanzarte, con el poder del Espíritu Santo, tú puedas dominarlo.
Entonces te da contentamiento para vencer la codicia, y generosidad para sacar de tu vida la avaricia.
Busca a Dios y obedécelo, y verás que la verdadera riqueza es vivir libre de preocupaciones ya que él suplirá todas tus necesidades de una manera impresionante.
Misión: Estar contento con lo que Dios me da para no caer y ser destruido.
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición
¿Cree esto? Hable con Dios, lea la Biblia y descúbralo. Solo la Verdad nos hará verdaderamente libres.
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