Por Salvador Hernández LANDEROS
Un sesgado alejamiento entre Nati y Rodrigo, aunado a resentimientos internos, serán un rompimiento letal en el PRI para derrotar a Adrián de la Garza.
Los resentimientos y ese rompimiento son soslayados hacia el interior del Partido Revolucionario Institucional por su presidente, Heriberto Treviño.
No es nada nuevo el que, en cada proceso electoral, los militantes de un Partido queden con resentimientos porque no fueron tomados en cuenta.
Pero para el proceso electoral próximo del 6 de junio de este 2021, no son cualquier cosa esos militantes, son ex presidentes y otros de muchos pesos.
Y no solo son los resentidos, sino también otros que, sin renunciar al PRI, no harán proselitismo para sus candidatos, sino para los de otros Partidos.
Se cobijan con las siglas del PRI. Lo que tienen se lo deben al PRI. Comieron y comen del PRI, pero primero están sus intereses personales y económicos.
Todo eso lo tiene en confidenciales informes Heriberto Treviño, presidente estatal del tricolor, pero si lo cuestionan, “hace como que la virgen le habla”.
Sobre el rompimiento que dicen es real, entre José Natividad González Parás y Rodrigo Medina de la Cruz, es lo que preocupa a los priistas de convicción.
Ponen de ejemplo a Héctor Gutiérrez de la Garza, Mario Guerrero y Felipe Enríquez, quienes, junto con otros nativistas ya se anotaron con Clara Luz.
Pero hay otros que, muy escondidos, sirvieron como operadores entre el gobernador Jaime Rodríguez Calderón y el panista Fernando Larrazabal.
Poco a poco asomarán la cabeza. Y la lucha por el poder venidero será entre nativistas, medinistas, abelistas y los bronconianos. Y los colgados de éstos.