dom. Nov 3rd, 2024

Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo fueron abatidos a las 0:45 horas del sábado 20 de marzo de 2010 a las puertas del Tecnológico de Monterrey al sur de la Ciudad; apenas siete minutos antes habían abandonado la biblioteca del campus.

Eran los tiempos en que Nuevo León vivía lo más álgido de la violencia y la guerra entre los cárteles del narcotráfico y el Gobierno era el común denominador de la vida diaria de los regiomontanos.

Elementos del ejército perseguían a hombres sospechosos armados que viajaban en las camionetas Yukon, Armada y una pick up; sostenían un enfrentamiento a balazos desde kilómetros atrás y

en Garza Sada y Luis Elizondo, un vehículo de soldados chocó con la Yukon que estaba blindada. Los hombres armados subieron a lo alto del paso a desnivel y desde ahí dispararon a los soldados.

En esa esquina hay una entrada al campus del Tecnológico y los estudiantes se dirigían a dormir y saldrían por ese lugar luego de dejar la biblioteca a las 0:38 horas.

El enfrentamiento siguió y luego nadie supo más; todo fue caos e incertidumbre. Las versiones se dieron y no había claridad en los hechos, solo la muerte de dos estudiantes.

Una versión señalaba que los presuntos sicarios se habrían introducido al Tecnológico lanzando granadas y los soldados confundieron a los estudiantes y dispararon. Otra hipótesis indicaba que habían muerto al encontrarse entre el fuego cruzado y, una más decía que los delincuentes los tomaron como rehenes para escapar.

La Secretaria de la Defensa Nacional en las investigaciones dio a conocer esas versiones y trae el enfrentamiento de dieron cuenta de que los dos muertos eran los muchachos estudiantes.

El  entonces rector del ITESM, Rafael Rangel Sostmann, verificó paso a paso lo que sucedió a través de los vídeos del campus y determinó que un maestro los vio  a las 22:30 horas del viernes 19 y a las 0:38 del sábado dejaron la biblioteca.

A las 00:40 horas,

en el cruce de Eugenio Garza Sada y Luis Elizondo se recrudeció el enfrentamiento luego de la persecución de unos tres kilómetros atrás.


Además de los muertos quedaron en la zona tres armas largas, 15 cargadores, teléfonos celulares, una tabla de tortura, fornituras, libretas, esposas y otras pertenencias de los sicarios que huyeron.

La Procuraduría General de la República atrajo

el caso porque las autoridades locales se declararon incompetentes.

La Sedena que  encabezaba el general Guillermo Galván Galván refrendó en un comunicado el compromiso con la sociedad mexicana para contribuir al fortalecimiento del estado de derecho y para atender en todo momento las resoluciones de las autoridades competentes, en cumplimiento de la ley.Sin embargo, no hubo avances y todo fue impreciso mientras grupos sociales y universitarios además de las familias de los muchachos demandaban la verdad y el esclarecimiento de los hechos.

En   octubre de 2016 se  giraron órdenes de aprehensión contra seis soldados y antes de ello,  un miembro un militar había sido juzgado por una corte militar, que lo declaró inocente.

El 12 de agosto de 2010, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos concluyó que Jorge Mercado Alonso y Javier Arredondo Verdugo no murieron instantáneamente a causa del fuego cruzado, sino que fueron golpeados en el rostro antes de morir y uno de ellos —Jorge— recibió dos disparos a menos de un metro de distancia, además de que los  cadáveres fueron movidos y se les colocaron armas. Las credenciales de alumnos desaparecieron y los soldados destruyeron una cámara de vigilancia de la que pudo haber registrado los hechos.

La comisión dijo que no contaba con evidencia para determinar que hubieran sido soldados quienes asesinaron a los muchachos en virtud de la reiterada negativa de las autoridades responsables para acceder a las averiguaciones previas.

Este martes, el Estado mexicano ofrece una disculpa pública a la familia de los dos estudiantes a través de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Por Admin

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