Pedro García Treviño
El goleador francés Gignac le echó a perder el plan al DT, Tuca Ferreti de traerse del estadio de Pumas el empate, es decir, un punto.
Gignac atinó a rematar un excelente servicio por alto al área de Pumas en las postrimerías del encuentro, imponiendo nuevo récord entre los goleadores históricos de Tigres, rebasando los 104 tantos del “Jefe” Boy.
Pero decíamos que André Pierre frustró la idea original de su entrenador Ferreti acostumbrado a jugar a no recibir gol, así sea presentando un esquema de juego ultra conservador, de ultra posesión del balón, aunque sólo se consiga un punto.
Sin embargo, lo del domingo al mediodía, el juego de Tigres no fue conservador, sino pésimo, más malo que la carne de cerdo haciendo corajes al presenciar lo errático de las dos líneas de defensa, los zagueros y los de contención.
Los Tigres perdían el balón como si esférico les quemara los botines, para beneficio de los Pumas que se dieron vuelo amagando con vencer al portero argentino Nahuel Guzmán, de lo cual, los capitalinos estuvieron a un tris.
Los de la UNAM perdieron un jugador por expulsión, castigo infligido de manera gacha por el árbitro porque no hubo agresión ni menos dolo en la jugada por alto.
Bueno, sólo así, Tigres pudo más o menos “maniobrar” (aunque se juega con los pies) para imponer dominio que culminó con el gol del francés quien se confiesa ser “exigente, pesado y gorroso” con sus compañeros de equipo, los que, no obstante, los felicitaron en grande por el récord de goleo.
Contra otras opiniones, Gignac llegó para quedarse en el gusto de propios y de extraños: fanáticos de Tigres, aficionados de otras plazas, así como los cronistas y comentaristas de los medios nacionales, especializados en la Liga MX.
Gignac ya labró su historia en Tigres y en el fútbol mexicano como otros jugadores, igualmente extranjeros.