Monterrey, N. L- A tres años de la tragedia del Colegio Americano del Noreste, las cicatrices que en buena parte estaban cerradas, se reabrieron con el ataque en Torreón en un plantel escolar que también dejó muerte y terror.
“Se reabrieron las heridas, los hechos de Torreón son una alarma para Nuevo León, que parecía había olvidado. Pero los padres de familia somos lo más responsables de los hijos, en todos los casos sucedidos las armas estaban a la mano en casa”, dice Luz María Ortiz Quintos, presidenta del Instituto Nacional de Consultoría Familiar.
Y a tres años que se cumplen hoy 18 de enero del ataque en el Colegio Americano del Noreste, Luis Fernando Ramírez, uno de los alumnos que recibió un balazo en el cráneo afirma que ya perdonó a su compañero agresor que tras disparar contra una maestra y compañeros, se suicidó.
El 18 de enero de 2017 el alumno Federico de 16 años de edad, sacó un arma calibre 22 de su mochila y disparó a corta distancia contra su profesora y compañeros, dentro del aula del Colegio Americano del Noreste ubicado en la colonia Paseo Residencial al sur de Monterrey; luego se suicidó.
La profesora Cecilia Cristina Solís, de 27 años de edad murió dos meses después en un hospital local y el 27 de febrero Ana Cecilia una alumna herida por las balas salió del nosocomio para seguir su recuperación.
Luis Fernando Ramírez y Manuel Chávez, también resultaron lesionados. Una bala atravesó el cráneo de Luis Fernando y estuvo hospitalizado hasta el 15 de marzo.
Luis Fernando ahora estudia el cuarto semestre de preparatoria y se dedica también a dar pláticas motivacionales a otros estudiantes, a donde le invitan, pero mantiene su sueño de ser cineasta de estudiar cine y hasta se ve llevando a la pantalla grande su historia.
Su charla titulada “Sé el héroe de tu vida”, es llevada a escuelas y a la radio universitaria. “No quiero que estos hechos se vuelvan a repetir, me impactó lo de Torreón”, dice.
En su mente está grabada la escena cuando su compañero accionó el arma cuando realizaban un examen de química sobre la tabla periódica, y cuando la maestra recogía los exámenes de repente Federico se giró, y ya tenía el arma en alto para disparar.
Recuerda que le disparó a la maestra, después maldijo a un compañero y le disparó, volteó hacia otras mesas y disparó dos veces más y luego se disparó a sí mismo.
“Parecía que estábamos en el olvido y aunque no era así, los hechos de Torreón, vuelven a hacer sonar la alerta; la inquietud sigue presente, se necesita una acción concreta de autoridad, maestros y padres de familia”, explica Luz María Ortiz Quintos, presidenta del Instituto Nacional de Consultoría Familiar.
A estas fechas, pareciera que todo está en el olvido y en calma, pero “hay inquietud en los planteles y padres de familia mientras la autoridad no ha proyectado un plan concreto para enfrentar el problema que se agudiza”, dice a su vez el sociólogo Raúl Rubio.
Las aseveraciones de ambos se confirman cuando las estadísticas indican que en el 2019 hubo registradas once amenazas de ataques en planteles escolares.
Ortiz Quintos atribuye los sucesos a diversos factores, pero advierte la responsabilidad principal de los padres de familia: “El común denominador de este tipo de hechos es que los alumnos llevan armas de fuego que encuentran en su casa y cuyos papás no ponen a resguardo”.
Insiste en su propuesta de aplicar al menos por algún tiempo la operación mochila para revisar que los estudiantes no introduzcan armas a los planteles.
Sin embargo, el secretario de Seguridad Pública estatal, Aldo Fasci no cree en la revisión permanente de las mochilas de los estudiantes “porque no podemos convertir en cárcel a las escuelas”.
“Ya no cargo un peso en las espaldas, he perdonado”, dice Luis Fernando.
quien retoma su vida.