Por Rogelio Romero
El noveno debate entre los precandidatos demócratas a la nominación presidencial mostró a los progresistas, Elizabeth Warren y Bernie Sanders, destrozando al emergente millonario Mike Bloomborg.
Warren, se lanzó de lleno recordándole a Bloomberg, los acuerdos confidenciales que su compañía tuvo que realizar por supuestos rumores de acoso sexual, en los que pudo incurrir el magnate.
Así como el apoyo político que le dio al expresidente, George Bush, cuando buscaba la reelección.
El “fuego amigo” contra el exalcalde neoyorquino continuo por parte del senador Sanders, quien va al frente de la nominación hasta hoy.
Joe Biden, también arremetió contra el empresario neoyorquino, cuestionando si su plan político realmente puede funcionar.
Para Biden, serán cruciales las próximas dos elecciones primarias que se realizarán en Nevada y Carolina del Sur, si no levanta puede ser el fin de su campaña.
Por lo que respecta a Warren, se llevó el debate cuestionando el plan de salud de todos sus adversarios, incluyendo a Sanders, pero en cuanto a la contienda en las urnas, dependerá mucho de los electores de Nevada, si vuelve a quedar rezagada sus posibilidades se diluyen.
Este debate volvió a mostrar el divisionismo político que existe entre los mismos demócratas progresistas, moderados y tradicionales, no todos comparte la misma visión de país, o la interpretación de la ley de acuerdo a sus puntos particulares.
Las primarias a realizarse en Nevada podrían ser el fin del camino para algunos de los precandidatos, al aminorar sus posibilidades de resurgir en la contienda.
La pregunta en estos momentos para todos ellos seria: ¿Son los electores que apoyan al Partido Demócrata lo suficientemente abiertos en su mentalidad política, para entender la agenda de los más progresistas?
O se impondrá de nuevo el voto tradicional de quienes en las primarias que faltan por realizarse, le dan su apoyo al candidato que defiende los principios básicos del partido: Una mejor política de bienestar social, seguir incentivando los programas de salud tradicionales, crear empleos, incentivos fiscales a la clase media y cobrarle más impuestos a los ricos.
En fin todo lo que Donald Trump no ha querido hacer escudándose en una política proteccionista.
Quien sea el próximo candidato demócrata a la presidencia del país, tendrá una agenda de compromisos muy extensa por atender. Así como encontrar la manera de contrarrestar la retórica triunfalista del actual inquilino en la Casa Blanca.