Arnulfo Vigil
Cumplir 30 años de edición ininterrumpida mensual de la revista Oficio, no es tanto una gloria sino el cumplimiento de un compromiso con los lectores, anunciantes, distribuidores y suscriptores. Y con todos aquellos que, de una manera u otra, han estado zambullidos en el trabajo que implica la edición, desde el acopio de materiales, el diseño hasta la producción de una publicación que tiene como enemigo acérrimo el tiempo. Los días son horas, las semanas son días, los meses son semanas. Y apenas acaba de publicarse un número, cuando ya viene el otro.
En este ejercicio de soñadores irredentos, la realidad práctica, lo objetivo como dicen los filósofos, imple al funcionamiento de las máquinas, de las computadoras, de los ejemplares de muestra. Y cobran realidad, como si fueran héroes marvelianos, el jefe de taller, Alfonso González, la diseñadora, Edith Alvarez, el jefe de circulación Cresencio Cuevas, “El Kabrito´s Press”, el contador Ventura Gámez Ovalle, y la asesora activista Rocío Montalvo. A ellos, más que a nadie, se debe que Oficio cumpla 30 años de pugnar e impugnar por construir una sociedad mejor en todos los sentidos.
Y los colaboradores, aquellos que desde el inicio siguen publicando: Margarito Cuéllar, Erasmo Torres López, Ernesto Castillo, Raudel Grimaldo, Armando Alanís Pulido, Gerson Gómez, Rosa María Elizondo. Y los que se han sumado en el devenir de las eras digitales: Guillermo Gómez de la Rosa, Andrés Pérez Sustaita, Fernando Galaviz, Manuel Tavitas, Javier Eguía, Isaac Gasca Mata, Carlos Velázquez, Edilberto Cervantes Galván, José Roberto Mendirichaga, Leopoldo Espinosa Benavides. Y aquellos que emprendieron el viaje sin retorno, como dice la frase inédita.
Es paradójico que en estos años quienes menos hayan apoyado a la publicación sean los organismos culturales. Conarte, la entidad cultural del estado, en este sexenio independiente es la que más ha estado alejada de la cultura. Montar una exposición no es hacer cultura.
Hasta donde se sabe, como varios historiadores lo han afirmado, la longevidad de las revistas, sobre todo las de corte independiente, no es larga. No en Nuevo León y quizá ni en otras partes de la república. Vuelta vivió alrededor de 20 años, Plural un poco menos. Nexos, bueno Nexos no es una revista, más bien, dejó de serla, ahora es un boletín del pensamiento neoliberal al igual que Letras Libres. En Nuevo León, en el siglo antepasado, el siglo de oro del periodismo, las revistas emparentaban con periódicos y semanarios. Su promedio de vida oscilaba entre 2 y 5 años. El Jazmín (1880), La Violeta (1889), El Centinela (1840), El Semanario (1840), La Democracia Latina (1902) y otros. Mezclaban la literatura con el periodismo, como Oficio lo ha hecho.
Son 30 años de labor difícil pero grata.