Por Rogelio Romero

La cortina de humo que intentaron vendernos algunos columnistas tamaulipecos que vociferaban a los cuatro vientos que Rodolfo González Valderrama, sería el precandidato morenista a la gubernatura tamaulipeca cayó por su propio peso.

Valderrama no apareció siquiera entre los tres punteros finales de las encuestas de Morena, y como planteaba la lógica política nacional desde el principio, fue el senador federal Américo Villarreal Guerra el ganador.

Pasada la efervescencia política morenista interna ahora comienza el verdadero trabajo político para Villarreal Guerra; Recorrer el estado para conocer las principales demandas de los tamaulipecos entre ellas la grave inseguridad pública, el fracaso del modelo panista para impulsar una verdadera economía de crecimiento y desarrollo social, además de proponer soluciones a la falta de empleo en las zonas rurales del estado.

Américo sabe los retos que enfrentará si es electo gobernador de Tamaulipas, y sobre todo, como la región centro-sur de la entidad  requiere  de un desarrollo económico más acorde con su realidad.

Pero a su vez si el voto le favorece este 2022, se espera que aplique una política administrativa eficiente y crecimiento ordenado, pero que también destape toda la cloaca de corrupción que han dejado las administraciones pasadas.

La pregunta para Américo Villareal si es electo gobernador de Tamaulipas sería ¿Si va a combatir al igual que el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando llegó al poder en 2918, comenzó a destapar y corregir toda la corrupción dentro de la administración federal que le heredó el gobierno de Enrique Peña Nieto?.

No nos sorprendamos si en los primeros días de  la administración morenista (si ganan las elecciones en Tamaulipas) se ordenan auditorías, revisión de contratos o acuerdos  con entidades financieras o el funcionamiento de fideicomisos, esencia todo esto del  actual accionar de la aún gobernante burocracia panista.