Raúl Guajardo Cantú
Los cortes de agua, no anunciados, comenzaron ya, por ejemplo, en la zona de Cumbres, es cierto que en algunas partes de esta zona los cortes nocturnos llevan algún tiempo, pero ahora se han presentado algunos cortes que van más allá de unas cuantas horas durante el día.
No podemos esperar que la crisis del agua por la que pasamos quede atrás cuando no se han presentado lluvias suficientes como para llenar las presas. Mientras eso no suceda, la crisis continuará.
Sin embargo, lo que si podemos y debemos esperar, es que las autoridades sean claras al respecto, que avisen y cumplan con los horarios en que se recortará el servicio.
Insistimos, somos conscientes de que no se puede acabar con la crisis de un día para otro, pero no podemos aceptar que las autoridades salgan con que no se habían dado cuenta de que los tanques de almacenamiento habían perdido los niveles deseables.
Enfrentar una crisis de este tipo, como lo hicimos el año anterior, sería peor en estos momentos en que existe la percepción de que hay crisis en el transporte público, la movilidad en general, proyectos que no se han concretado, aumento en la deuda pública, confrontación con alcaldes y diputados locales, en fin.
Sabemos que puede ser cierto que no sean tan graves las “crisis” que se perciben, sin embargo, quien ejerce el poder ejecutivo debe ser consciente de que en ocasiones, en política, percepción es realidad.
Deseamos que le vaya bien a Samuel, es el gobernador electo democráticamente, si le va bien, le va bien a Nuevo León. Para ello es necesario que el gobernador y sus secretarios deben trabajar para alcanzar los objetivos que se han planteado.

A las autoridades de los diferentes niveles lo menos que les preocupa son los problemas que existe en Nuevo León, estamos peor que con los gobernantes pasados, pues hoy solo escuchamos puros alardes que solo sirven para calentar los ánimos de unos y otros personajes de nuestra política. Y de resultados no vemos nada. Eso pasa por un voto no razonado sin al pensar en un partidos, en lugar de las virtudes y debilidades del candidato a elegir.