Gerson Gómez
La prohibición de fumar en lugares cerrados. Lo usan para asustar a los gerentes. Con multas exorbitantes. Clausura temporal y la definitiva si consideran al sitio como reincidente. Bares pequeños y fondas deben de acatar la disposición iconoclasta. Incluye la medida extraterritorial: ninguna colilla debe estar a ocho metros de la entrada al establecimiento. En la vía pública, cualquier cadenero puede correr a un transeúnte, con tal de proteger la fuente de trabajo de todo el staff del establecimiento. Medidas tan arbitrarias solo incrementan las cuotas de sobornos, de moches y mordidas para los inspectores de alcoholes, sus coordinadores y todo llega hasta los alcaldes. Sigue la lógica de la corrupción. Pitazos para advertir a los dueños, los gerentes el pónganse buzos con los clientes. Cero tolerancias por esta vez. Ante el status de intocables, la visita transcurre sin sobresaltos. Gozar de esa información privilegiada cuesta. Los acuerdos se sostienen hasta el final de las administraciones. Honran a la palabra. Hay antros rebeldes. Altas incidencias de violencia, robo e incluso venta de alcohol fuera de tiempo. Venta tolerada incluso de estupefacientes. Cristal, cannabis y cocaína. Pregunte al mesero. Vaya a la zona de sanitarios. El vendedor al detalle le dará el precio y las presentaciones. Los intocables, los amparados, a quienes ni la luz del día ni la noche de la luna, les hacen mella. A los casinos, de los diferentes grupos del crimen organizado, trabajan con amparos. Sus mejores consejeros trabajan, cobran y apuestan, desde las áreas legales de los municipios. El tabaco, el trago, los estupefacientes y el juego, a 24 horas del día. Precio de sangre. Cuota de muerte. sonico2@hotmail.com