mar. Oct 8th, 2024

Gerson Gómez

Solo los narcisistas estudian derecho. Aquellos de naturaleza hedonista se especializan en lo penal. Los de barriada se van por lo civil. Quienes no cesan, como el mar, con su hambre voraz, defienden los grandes negocios contra el gobierno en lo fiscal y mercantil. La mayoría de amparos se hacen en San Pedro Garza García, en Polanco y hasta en la gentrificada área urbana de Jardín Torreón, en la lagunera zona. Calcular a los evasores es sencillo. Invierten igualas mensuales en varios despachos. Le exigen saldos a favor. Deducciones increíbles. Incluso el sostenimiento de caballos pura sangre participantes en los juegos olímpicos. Las cuadras donde los protegen del sol. El alimento de calidad supreme y hasta la gasolina para llevarlos a las competencias internacionales. Los fiscalistas amañados con los contadores construyen mansiones en el aire. Tunean a sus amantes. Invierten en comilonas en antros de carnes asadas con servicio de acompañantes femeninas a la mesa. Sus interlocutores son los mismos diputados federales y jueces. Personal de los ministerios públicos. Llegan flanqueados con los escoltas. La zona se vuelve bunker para las exquisiteces de alimentos de la carne física y humana. En esas tertulias les dan pitazos de las investigaciones en turno. Así sus dueños, tendrán el tiempo para la defensa o para el exilio momentáneo en Israel, Cuba, Canadá o en alguna zona perdida de la Europa del Este. Los fiscalistas sonríen desde la primera solicitud de amparo. Ya saben para dónde va la investigación en curso. Como siempre, los funcionarios del SAT y del gobierno mexicano, débiles y rebasados, solo hacen el ridículo en los tribunales. sonico2@hotmail.com

Por Admin

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