Gerson Gómez
Solo las fiestas patronales. La semana de felicidad. Artistas de medio pelo. En los municipios es la alegría anual.
Marín, a solo 50 kilómetros del área conurbada de Monterrey, decidió cancelar las festividades.
A ritmo de polka, chotis y redova, el abuelo recordaba su orgullo natal. Donde la bisabuela Octavia, pelirroja en otra época, le enseño el valor de la vida.
Las brechas, las quintas, los caminos, todo, conduce a la frontera.
Es ideal para esconderse de la ley. Organizar campamentos para la operatividad de los grupos del crimen organizado.
Los hijos ausentes, los de diciembre en tropel y caravana, en el otro lado del río Bravo-Grande, ya no vienen para abrir las propiedades.
Dejaron al garete sus lugares de descanso. Ni locos regresan. Conocen demasiadas historias de extorsión, de desapariciones y de sustos.
Ya será en otra época. Cuando las aguas vuelvan a ser mansas y tranquilas. En otra generación. Eso es seguro. Mientras el alcalde de Marín suspende, la gendarmería nacional inacciones por desconocer la orografía y el gobernador de Nuevo León se va a conocer la playa con su familia nuclear.
Marín, Zuazua, Higueras y Pesquería forman parte del punto para detonar los nuevos parques industriales. Su promotor, Idelfonso Guajardo, hizo socios a muchos entreperneurs juveniles.
Olvidaron el poder del narco. Hasta el corrido de Julián Garza, donde habla de los Pistoleros Famosos. En los pueblitos del norte, siempre ha corrido la sangre.
Ahí la vida no vale nada. Y si, comienza siempre llorando, y así llorando se acaba.
El viva Marín quedó para otro año.