Por Salvador Hernández LANDEROS
La sana intención para prevenir de fatales y costosos accidentes viales, se ha convertido desde hace años, en un corrupto operativo de muchos billetes.
El sistema no es nuevo. Los alcaldes en turno y, sus jefes de tránsito, lo han sabido y lo conocen desde cuando hacen campaña para llegar a la alcaldía.
Conductores borrachos siempre han existido. Su irresponsabilidad ha enlutado a familias y algunos también han pagado con su vida por conducir ebrios.
En el área metropolitana, los viernes y sábados, se instalan los retenes que les llaman filtros disuasivos, con los que benefician y se salpican a muchos.
Por la corrupción, que embarra a las autoridades y conductores borrachos, provocan que se les califique como “qué mugrero de antialcohólicas”.
En ese “mugrero de antialcohólicas” se embarra de billetes a agentes y jefes de tránsito, regidores que medran con las infracciones y altos funcionarios.
Así como con los diputados, que tienen sus comisiones en el Congreso, en el Cabildo los regidores tienen su responsabilidad, pero se hacen los que no ven.
Pregunta: Cuándo han visto que un regidor, de oposición o no, denuncie la corrupción en obras públicas, mesa de hacienda, tránsito o seguridad pública.
En Monterrey, la dirección de Tránsito parece la “Cueva de Alí Babá y sus 40 Ladrones”. Abundan las denuncias y nadie mueve el tapete para sacudirlo.
Hay denuncias contra el comandante “Greco”. Lo acusan de repartir los moches en el área de infracciones, sobre todo con las multas de anti alcohol.
Cómo estará el mugrero en las antialcohólicas. Cada agente entrega un moche de $10 mil al jefe del operativo, que igual “jala” en las zonas escolares.
El alcalde de Monterrey, es Luis Donaldo Colosio Riojas, pero el responsable de esa área es el secretario del Ayuntamiento, Agustín Carlos Basave Alanís.