sáb. Sep 7th, 2024

Cosas del Tony

Por: Antonio Sánchez R.

¿Quién dijo que debate es lo mismo que combate?… Quien piense que un debate es una pelea de box o un partido de futbol o una guerra, está definitivamente equivocado, principalmente cuando estamos ávidos de contar con un sistema democrático coherente, limpio, transparente, en el que la participación de los aspirantes a puestos de elección popular sea mediante la exposición de ideas, de propuestas, de planes y proyectos tangibles, sustentables, vaya, por el imperio de la razón y no mediante la exposición o exhibición de lo negativo de los contrarios.

En lo personal, siento que estamos todavía en pañales para este tipo de ejercicios… Se pondera exageradamente a quien lanza ataques en contra de un rival político y si a éste se le ocurre responder, se le tilda de agresivo, pero si se queda callado, se le cataloga de cobarde o de alguna otra “lindeza” no menos peyorativa. Ganar o perder son dos conceptos más asociados a una lucha, a una pelea, que a lo que debería de ser una presentación o exposición de ideas.

Pero se ha hecho muy común colgarle la etiqueta de “ganador” a quien, aunque no haya expuesto de manera clara sus ideas, de alguna manera está considerado como “favorito” para ganar en un proceso electoral, pese a que los números no sean claros ni contundentes y que, además, corre el riesgo de ser “noqueado” en el “último round” o ser rendido en la “última caída”. La negación de lo evidente es el principal problema del que está en riesgo de perder y buscará siempre la manera de maquillar SU realidad.

Reaccionar tardíamente a lo ocurrido es también una señal de inseguridad en lo que se hizo o lo que se dejó de hacer y que habla también de un rasgo que ofrece aquel que se siente perdedor. Salir a decir “ganamos”, 24 horas después de que tu principal rival lo hizo de manera inmediata, dice mucho.

El primer “debate” presidencial del proceso electoral de 2024 resultó, la mera verdad, todo lo que usted quiera, menos un debate. Poco qué comentar en cuanto a propuestas tangibles, pero muy rica en lo que al “chisme” se refiere, pues los participantes decidieron irse más por sacar los trapos sucios que a hablar de sus propósitos y virtudes.

También pudimos darnos cuenta de que, al final de cuentas, la lucha final por la silla presidencial estará entre las dos mujeres, porque el varón, la mera neta fue simplemente a hacer el ridículo y a servir, por momentos, de golpeador al servicio de la candidata oficial, pues pareciera que le dieron la orden de lanzar sus dardos en contra de la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD.

Las imágenes son contundentes. El lenguaje corporal proyectado por cada uno de los candidatos nos permiten dar una lectura en cuanto a cómo está cada uno de ellos. Jorge Álvarez Mainez, pese a su locuacidad y al golpeteo, estaba muerto der miedo, mientras que Xóchitl Gálvez mostraba cierto nerviosismo, aunque pretendía mantener una tranquilidad que nunca alcanzó.

¿Y Claudia? Demasiada frialdad. Exageradamente fría y, en determinado, adoptando una actitud prepotente al no hacer contacto visual con sus oponentes, como queriendo ignorarlos, como si no estuvieran ahí. Si bien no se “ganchó” demasiado con los ataques recibidos, su cara de tabla, sin emoción, destacaba de manera negativa.

Casi de manera inmediata, al término de esta comparecencia, las huestes de Xóchitl se encargaron de difundir muy ampliamente en redes sociales su “triunfo” y al parecer surtió un efecto positivo, toda vez que los “boots” morenistas se durmieron en sus laureles y les comieron el mandado. Y ni qué decir de Álvarez  Mainez, no hay quién diga nada de un ficticio triunfo del candidato “FosfoFosfo”. ¡Ah!, y faltan tres “debates”… ¡Pa su mecha, Marimar!

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