vie. Jul 26th, 2024

Gerson Gómez Salas

Ocurrencia salvadora. Para recuperar el tejido social. Muchos de los municipios conurbados a Monterrey, incluso los barrios bravos de la capital de Nuevo León, las barredoras del narcotráfico, las contras, llegaron para eliminar a los competidores en la venta a granel.

Quienes apenas terminaban la secundaria o quizá la abandonaron, se enrolaron en el dinero fácil, en la vida de prosperidad momentánea.

De tres a seis meses de sobrevida, el parámetro desde enrolarse a la ejecución. Los errores en la logística de la merca o desobedecer la orden de calentar la plaza se paga con sangre.

Quienes nada tienen no le temen a morir si a eso han venido. Al abrir planteles educativos, paralelos a la UANL, con el nombre de militarizados, el sexenio tránsfuga del ex gobernador de Jaime Rodríguez Calderón, aminoró el peso de las familias.

Chamacos y señoritas inscritos en la férrea disciplina de cumplir, sin cuestionar al inmediato superior.

Romper la inercia de la rebeldía. Arresto. Conversar en la fila. Sentadillas. Moverse sin orden en el marchado a posición cucaracha. Acostado de frente al sol. Sin cubrirse con la gorra ni las manos. Disfrutar los hermosos rayos de sol del Nuevo León del poeta Alfonso Reyes.

Deshidratación, golpe de calor, desmayo. En las preparatorias militarizadas de Nuevo León se templa el corazón a golpe de bayoneta calada.

Los menores, con el consentimiento familiar y bajo la tutela del estado, enderezaron los trechos de ligereza. Pueden graduarse con carrera técnica e incluso continuar en la Universidad Ciudadana. Ese método hibrido entre lo presencial y lo online.

Al primer corte de caja, la solución en educar, cultura, salud y deporte, redime al presente.

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