vie. Jul 26th, 2024

Gerson Gómez Salas

Desde Aridoamérica hasta el altiplano mexicano. El calor golpea desde el amanecer. Cada autoridad trata de llamar al uso racional. Lo hacen llevados por la urgente crisis mundial.

Debemos conservar en buen nivel nuestras presas. Los meses de canícula demuestran la fragilidad de la supervivencia.

Aquí y ahora la utopía del vaso medio vacío o medio lleno. Millones de mexicanos vivimos en medio del desierto. Trabajamos contra la naturaleza. A la escuela asisten los alumnos. Incluso tratan de aprender mientras los salones hierven. Los sanitarios ecológicos y las letrinas en las zonas rurales resultan ineficientes.

Cansados del día, del tráfico vehicular, en las rutas urbanas y el metro, el golpe de calor produce crisis de salud.

Al adulto mayor y al infante, monitorear por horas. Los dispositivos móviles alertan las condiciones generales. Caminar al medio día o por la tarde, antes de la caída del sol, aumenta el calor corporal.

Ducha descontaminante al llegar a esos hornos llamados casas. Implementar en los nuevos fraccionamientos el uso de material térmico resistente a las variaciones climatológicas.

Menos asfalto y mayores áreas verdes. Permitir a la naturaleza recobrar los afluentes. No es moda la ecología. Consignar en la constitución la sustentabilidad de los ríos, arroyos y zonas boscosas.

Reconocer la inoperancia de las policías locales al permitir el cobro por árbol en la franja fronteriza. Detener a quienes cobran esas infames cuotas a los residentes.

Llamar a la congruencia, por humanidad de las empresas cerveceras y de refresco, como la industria minera y del acero.

Aguas, el calor apenas llega. Viene a defenestrar los discursos políticos. Contra eso, nadie puede.

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