sáb. Dic 14th, 2024

Lic. Gerardo Guerrero

En la actualidad el pasatiempo favorito de mucha gente en todo el mundo es ver televisión en cualquiera de sus variantes, es decir, señal abierta, sistema satelital o alguna plataforma de streaming.

La Televisión es un medio de comunicación de masas que penetra en la mayoría de los hogares sin distinción de ricos y pobres, ya que tiene una gran fuerza expresiva, porque se basa en lo audiovisual y esto es muy eficaz para interiorizar los mensajes porque se meten directamente en el subconsciente y es por eso que gran parte de nuestras ideas, creencias, hábitos y costumbres provienen de algo que hemos visto en la televisión.

Los medios de comunicación ejercen una influencia sin precedentes en la educación de las nuevas generaciones. No solo moldean gustos y tendencias en una amplia gama de audiencias, sino que también impactan en la forma en que las personas se relacionan consigo mismas, con sus semejantes y con el mundo que les rodea.

Es considerado un fuerte medio porque integra imagen y audio, por lo cual puede ejercer influencia directa sobre el comportamiento de cada uno de los espectadores, al grado de ser excelentes imitadores de lo transmitido.

Como ejemplo tenemos que en 1960 Albert Bandura realizó en la Universidad de Stanford una de las primeras investigaciones acerca de los medios de comunicación. Durante más de tres decenios Bandura ha estudiado la manera en que los niños construyen su identidad a partir de la gama de posibilidades que tienen; su trabajo inicial se centró en las circunstancias que contribuyen a que los niños se vuelvan más agresivos cuando observan conductas agresivas.

Sus experimentos con muñecos son clásicos en psicología y han ayudado a identificar los mecanismos que intervienen en el aprendizaje, cuando los niños observan actos de violencia en los medios de comunicación.

El muñeco utilizado por Bandura llamado “BOBO”, es un gran payaso inflable que rebota y nunca se cae cuando es golpeado, en un experimento Bandura dividió a niños de jardín infantil en tres grupos: un grupo control (el cual no toma parte en el experimento) y dos grupos experimentales. Al principio todos los niños se reunieron en un salón de juguetes atractivo. Luego a los niños del grupo control los sacaron del salón, uno de los grupos experimentales observó una secuencia en un televisor simulado así describe Bandura lo que los niños vieron, la película comenzó con una escena en la que un modelo un hombre adulto se dirigía a un muñeco “BOBO” de plástico del tamaño de un adulto para ordenarle que se retirara de ahí; después de mirar con ira durante un momento a su oponente, que no le obedecía, el modelo exhibió cuatro conductas agresivas novedosas y acompañó cada una con una verbalización distinta.

Jorge Yarce, doctor en filosofía, experto en comunicación, periodista, escritor, profesor, rector, universitario, consultor empresarial colombiano, señaló que  “nadie escapa a la persuasión e influencia de la televisión”.

El adolescente ya es capaz de distinguir entre la realidad y la fantasía, aunque aún no ha desarrollado un criterio sólido ni una posición personal firme ante las circunstancias, lo que lo hace fácilmente influenciable. Por ello, adopta nuevas actitudes y comportamientos, siempre en busca de una imagen de sí mismo que se asemeje más a su percepción del comportamiento de los adultos.

Lo que no entiende el adolescente es que el mundo no está conformado por dos bandos, el de los buenos y el de los malos, si no por seres humanos cuyas acciones son más complejas que lo que se presenta en la pantalla. El ser humano, dotado de racionalidad y libertad de elección, no está exento de cometer errores, ya que nadie es inherentemente bueno o malo de manera perpetua. Por ende, una visión simplista puede ser reemplazada por otra al presentar a los personajes de forma más humana y realista, enfrentándolos a situaciones cotidianas y cercanas a la experiencia diaria.

La transmisión de valores es uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona. Aunque los valores se inculcan ante todo en el núcleo familiar, el adolescente los aprende en todo lugar o ambiente donde emplee su tiempo. También espera encontrarlos en la televisión por ser el que más fuerza e impacto tiene sobre las personas.

En última instancia, la televisión puede ser una herramienta poderosa para transmitir valores positivos y promover el crecimiento personal. Pero para lograr esto, debemos ser conscientes de su influencia y trabajar activamente para transformar su impacto en algo constructivo y enriquecedor para nuestras vidas.

Lo que los ojos ven y los oídos escuchan. . . la mente lo cree.

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