sáb. Jul 27th, 2024

Por: Gerardo Guerrero

Estamos a unos días del 2 de junio, una fecha crucial para la democracia en México. En esta jornada, miles de mexicanos saldremos a ejercer nuestro derecho al voto, una herramienta fundamental para decidir el rumbo que tomará nuestro país en los próximos años. Esta elección es una oportunidad de oro para reflexionar sobre el pasado reciente, lo que queremos para nuestro futuro y para actuar en consecuencia.

Durante el presente sexenio, hemos sido testigos de una administración que ha mostrado tendencias autoritarias y una marcada intolerancia hacia la disidencia. A la vez, ha demostrado una falta de empatía hacia las necesidades y preocupaciones del pueblo.

Además, ha sido cansado, que en repetidas ocasiones, los problemas y las crisis se las atribuya a administraciones anteriores, demostrando nula responsabilidad de su parte. Asimismo, su narrativa de victimización y su autoproclamación como salvador de los más necesitados ha sido, en la mayoría de los casos, una mera apariencia que no se traduce en acciones concretas y efectivas.

La situación de seguridad en el país es preocupante. La inacción ante diversas problemáticas ha generado un clima de tensión y violencia que afecta a todos los mexicanos. Este sexenio ha estado marcado por el cinismo y, perdonando la expresión, por un “vale madrismo” evidente, donde la corrupción ha sido más que visible y, sin embargo, se finge que no sucede nada. La omisión y el silencio ante estos problemas son inaceptables.

Frente a este panorama, es legítimo preguntarse: ¿Es esta la continuidad que deseamos para nuestro país? La respuesta está en nuestras manos. El poder del voto nos permite no solo criticar y quejarnos, sino actuar y cambiar. Es el momento de tomar decisiones informadas, basadas en un análisis profundo de las propuestas y antecedentes de los candidatos. En lugar de dejarnos llevar por la resignación o la apatía, debemos adoptar una actitud proactiva y propositiva.

Por lo que es vital fomentar una cultura de participación ciudadana activa y crítica. La democracia no se reduce a votar cada ciertos años; implica un compromiso continuo con la vigilancia y la exigencia de un gobierno que responda a nuestras necesidades y expectativas. Los ciudadanos debemos ser proactivos, informarnos, debatir y, sobre todo, exigir el respeto a nuestros derechos y la mejora constante de nuestras condiciones de vida.

La educación política es esencial. Necesitamos fomentar una ciudadanía bien informada y crítica que no se deje manipular por campañas de desinformación o propaganda populista. Solo así podremos construir un México verdaderamente democrático y justo, donde cada ciudadano tenga la oportunidad de prosperar y vivir en paz.

En conclusión, el 2 de junio no es solo una fecha en el calendario; es una oportunidad para definir el futuro de México. Salgamos a votar con responsabilidad, con la firme convicción de que nuestro país merece un mejor destino. Que cada voto sea un paso hacia una nación más justa, segura y próspera. La historia la escribimos todos, y este es nuestro momento para hacer la diferencia.

La transformación que deseamos para nuestro país no será posible sin el esfuerzo conjunto de todos los mexicanos. Construyamos juntos el México que queremos y merecemos.

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