vie. Jul 26th, 2024

Por: Antonio Sánchez R.

Se ha dicho con mucho afán que estas elecciones que tendremos el próximo domingo 2 de junio, serán “las más grande en la historia de México”, debido a que el padrón electoral presenta un crecimiento importante debido a que, al parecer, muchos jóvenes han decidido acudir a registrarse para ejercer su derecho a votar.

Pero, así como el creciente número de muchachos tendrá ya su credencial de elector, lo mismo pasa con la inmensa ola de migrantes que decidieron quedarse en nuestro país y que de alguna manera también consiguieron ese importante documento oficial.

Esta que podríamos mencionar como ”La Gran Elección”, presenta ciertas aristas que podrían causarle al proceso electoral cierto grado de “desaseo”, dada la presencia de esos ciudadanos que, sin ser oficialmente mexicanos, podrán participar en la elección de un país que no es el suyo.

Pero…, en fin, sabiendo quiénes fueron los “gestores” para la acreditación de esos extranjeros como votantes, sabrán cuáles son las intenciones. Todo es tan obvio, que el chiste se cuenta solo. Mantener el poder a costa de lo que sea, da para eso y mucho más.

La “Gran Farsa…”, perdón, “La Gran Elección”, tiene dirección, línea y sentido. Esa arenga de votar todo por un solo partido es una invitación a volver a los tiempos del famoso y ya rebasado “carro completo”, pero que quienes hoy detentan el poder sueñan con reinstalar para “reinar” a sus anchas y hacer lo que se les antoje, sin que haya oposición que se los impida.

Es increíble que la gente no advierta que quienes piden regresar al pasado, son los mismos que estuvieron por décadas “luchando” por una mayor apertura, por más espacios para la oposición en el poder legislativo, a fin de establecer contrapesos para evitar los excesos presidenciales.

Estos que hoy quieren “carro completo”, son los mismos que pugnaron porque se crearan las representaciones proporcionales, los plurinominales y los famosos diputados y senadores “de partido”, esos que sin hacer campaña tienen un escaño asegurado en la legislatura federal y también en los congresos estatales.

Pareciera que esa “lucha por la dignidad de las minorías” se trató de un burdo montaje de una obra de la cual el público, esto es, los ciudadanos, los electores, nunca tuvieron en sus manos el argumento y la trama principal, que al final de cuentas queda como la trampa principal de una “transformación” para no transformar.

Darle todo el poder a un solo partido no es sólo volver al pasado, sino también poner en riesgo el futuro de un país que ya presenta serias fisuras en su política económica, debido a su nulo crecimiento y a una baja sensible en el poder adquisitivo de los ciudadanos.

La corrupción, uno de los lastres más preocupantes que tenemos como nación, no ha disminuido, al contrario, crece a pasos agigantados, mientras quien ejerce el poder se la ha llevado siempre culpando a sus antecesores, a los “conservadores”, a los “neoliberales”, a los “fifís”, a los “aspiracionistas”, sin aceptar que su gestión se ha convertido en la peor que se ha tenido en la historia de nuestro país.

Lo más preocupante de todo esto es ver que gente que veías como gente pensante, inteligente, amigos que tenías como usuarios de la razón, están idiotizados, viendo una realidad que no existe y que sólo en sus inducidos cerebros tiene lugar ese “paraíso” que, aseguran, tenemos.

El próximo domingo será una fecha crucial para los mexicanos, para los verdaderos mexicanos, pues estará en juego no sólo su dignidad, sino algo mucho más importante: el futuro de una gran nación, de un gran país que de seguir por el mismo camino, entrará de lleno en una caída libre hacia la miseria, hacia una dictadura de la cual difícilmente podrá salir.

Así es que, cuidado, razona tu voto, vota por quien tú quieras, pero no te subas al “carro completo”, porque te puede llevar por un camino equivocado, ese camino que lleva al mismo punto al que han llegado otros países latinoamericanos, otrora naciones fuertes y exitosas y que hoy se encuentran hundidas en la peor de las miserias.

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